5/11/2018, 00:33
El hombre, empujado por Kaido, chocó de espaldas contra la puerta de cristal, dándose un golpetazo en la nuca. En sus treinta años —diez como vigilante—, jamás había tenido que vérselas con nadie. Él llegaba a su puesto de manera puntual, hacía guardia de forma profesional, y se iba a casa con un fajo en el bolsillo.
De ahí su estado físico deplorable. Gordo. Lento. Flojo. De ahí también que, en los últimos años, la confianza que le otorgaba la monotonía de la noche provocase que se quedase dormido en más de una ocasión. De hecho, las veces que se despertaba era más por el temor de que su jefe le pillase a que alguien se atreviese a entrar.
Pero siempre llegaba la excepción. Y aquel,maldita fuese su suerte, era el día.
Forcejeó inútilmente, sacudiendo los brazos y tratando de enganchar algún golpe en aquella mole azul. Fue entonces cuando se acordó que llevaba siempre un puñal consigo —más por postureo a que lo considerase útil, pues jamás había tenido necesidad de desenvainarlo—. Su mano regordeta logró asirlo tras unos momentos de dificultad, y buscó apuñalarle el costado mientras gruñía.
A su vez, se oyeron unos pasos que bajaban a toda prisa desde las escaleras de la derecha.
De ahí su estado físico deplorable. Gordo. Lento. Flojo. De ahí también que, en los últimos años, la confianza que le otorgaba la monotonía de la noche provocase que se quedase dormido en más de una ocasión. De hecho, las veces que se despertaba era más por el temor de que su jefe le pillase a que alguien se atreviese a entrar.
Pero siempre llegaba la excepción. Y aquel,maldita fuese su suerte, era el día.
Forcejeó inútilmente, sacudiendo los brazos y tratando de enganchar algún golpe en aquella mole azul. Fue entonces cuando se acordó que llevaba siempre un puñal consigo —más por postureo a que lo considerase útil, pues jamás había tenido necesidad de desenvainarlo—. Su mano regordeta logró asirlo tras unos momentos de dificultad, y buscó apuñalarle el costado mientras gruñía.
A su vez, se oyeron unos pasos que bajaban a toda prisa desde las escaleras de la derecha.