¿Alianza de Jinchūrikis?

[Uchiha Datsue]

Por los Dioses, pero, ¿¡qué enseñaban en las Villas extranjeras!? Le sorprendía lo mucho que descuidaban aquel ninjutsu, tan básico y necesario para muchas misiones lejanas. Y tampoco es que fuese una técnica tan complicada. Keisuke, en su día, apenas había tardado una semana en dominarla, según le había dicho.

Realmente no lo entendía.

—Joder —masculló—. Bueno, hay cierta técnica…

Dudó. ¿De verdad debía enseñársela? ¿Compartirla con él? Era una técnica propia, después de todo, y el Uchiha siempre había sido muy celoso de revelar sus secretos. Por el otro lado, ¿qué daño podía hacerle? Averiguarían que podía comunicarse con sus compañeros, ¿y qué? «¿Y qué? Pues seguro que llegará un momento en que eso te joderá. Porque lo sabrán… y evitarán que puedas hacerlo. Siempre que puede pasar algo malo te pasa, joder». Se debatió por unos instantes más...

... y mandó todo a la mierda. Algunos ilusos todavía se creían que el Uchiha era un tipo inteligente, pero en la mayoría de las ocasiones lo único que hacía era improvisar sobre la marcha, sin pensar. Y era algo que, por mucho que tratase de cambiar, estaba en su naturaleza.

—Verás, conozco cierto fuuinjutsu que podría facilitarnos la tarea. Se coloca en cualquier parte del cuerpo, y tras concentrar chakra en él, puedes hablar con la persona que comparta el mismo sello. O sea, yo. No importa a la distancia que nos encontremos, podremos entablar conversación. Es un sello que, calculo —por lo que le habían durado los Sellos de Rastreo—, permanece visible en la piel durante un año, como mínimo. Así que piensa bien si quieres aceptarlo, y dónde. Aunque yo podría quitártelo cuando quisieses, o cualquier especialista en fuinutsu decente —añadió, para quitar hierro al asunto.