3/10/2015, 18:09
La conversación había girado a un espectro mucho más agradable, y Daruu se sentía muy cómodo alrededor del tema de la cocina. No en vano querría haberse dedicado a ello en otro tiempo. Terminó de comer su trozo de pizza y se cruzó de brazos. Levantó la barbilla bien alto, orgulloso, y sonrió.
—¡Pues claro que sí, y muy ricas además! —dijo.
Blame dio un bocado de nuevo a su trozo de pizza, y cuando ya no tenía la boca llena volvió a intervenir. Repuso que la mujer que se encargaba de esas pizzas llevaba mucho tiempo en el oficio, y se preguntó cómo Daruu podía decir que las cocinaba mejor, si no podía haberle dedicado tanto tiempo a la cocina. Ah, pero ahí se equivocaba. Aunque sugiriendo que quizás su madre trabajaba en un restaurante había acertado de lleno sin saberlo.
—No te voy a mentir, las he probado mucho peores que esta, es sólo que estoy muy acostumbrado a cocinarlas, además... —dijo—. ...uno de mis sueños es lograr la mejor masa de pizza del mundo, ¿sabes? Antes de querer dedicarme a ser ninja, estuve un tiempo deseando ser cocinero.
Paró unos instantes para tomar aire.
—Mi madre es repostera, tiene una pastelería muy famosa en Amegakure —explicó—. De ella aprendí a cocinar masas. Sé hacer todo tipo de repostería, pero se me da mucho mejor cocinar salado que dulce. Y cuando probé la pizza... Tío, sabía que tenía que aprender a hacer algo así.
»Una cosa llevó a la otra, y pronto supe distinguir una pizza recién hecha de una recalentada. Después, de una con la masa sacada de un libro de cocina y de un intento original. A esta masa se le ha puesto mucho cariño... Pero las he probado mejores.
Suspiró.
—Para que no parezca que estoy vacilando de cocinitas, también las he probado mejores que la mía. Tengo una cuenta pendiente con ese maldito Mashimo...
La pizzería de Mashimo era una de las más frecuentadas por los amantes de la pizza y la pasta. Estaba en Shinogi-To, lo cual le dejaba a Daruu el terreno libre para conquistar Amegakure, pero él no se conformaba con eso, claro. Sus masas siempre tenían ese no-sé-qué que las hacían tanto blanditas como crujientes al mismo tiempo. Y a Daruu le quedaba mucho por aprender.
Por eso, a veces, sin que su madre se diese cuenta, se tiraba todas las tardes probando distintas recetas e ingredientes para masas que luego ni siquiera iba a utilizar para hacer pizzas. Para Kiroe, eso era un desperdicio de comida.
Pero oh, Daruu tenía que ser el mejor cocinero de pizzas del mundo.
—¡Pues claro que sí, y muy ricas además! —dijo.
Blame dio un bocado de nuevo a su trozo de pizza, y cuando ya no tenía la boca llena volvió a intervenir. Repuso que la mujer que se encargaba de esas pizzas llevaba mucho tiempo en el oficio, y se preguntó cómo Daruu podía decir que las cocinaba mejor, si no podía haberle dedicado tanto tiempo a la cocina. Ah, pero ahí se equivocaba. Aunque sugiriendo que quizás su madre trabajaba en un restaurante había acertado de lleno sin saberlo.
—No te voy a mentir, las he probado mucho peores que esta, es sólo que estoy muy acostumbrado a cocinarlas, además... —dijo—. ...uno de mis sueños es lograr la mejor masa de pizza del mundo, ¿sabes? Antes de querer dedicarme a ser ninja, estuve un tiempo deseando ser cocinero.
Paró unos instantes para tomar aire.
—Mi madre es repostera, tiene una pastelería muy famosa en Amegakure —explicó—. De ella aprendí a cocinar masas. Sé hacer todo tipo de repostería, pero se me da mucho mejor cocinar salado que dulce. Y cuando probé la pizza... Tío, sabía que tenía que aprender a hacer algo así.
»Una cosa llevó a la otra, y pronto supe distinguir una pizza recién hecha de una recalentada. Después, de una con la masa sacada de un libro de cocina y de un intento original. A esta masa se le ha puesto mucho cariño... Pero las he probado mejores.
Suspiró.
—Para que no parezca que estoy vacilando de cocinitas, también las he probado mejores que la mía. Tengo una cuenta pendiente con ese maldito Mashimo...
La pizzería de Mashimo era una de las más frecuentadas por los amantes de la pizza y la pasta. Estaba en Shinogi-To, lo cual le dejaba a Daruu el terreno libre para conquistar Amegakure, pero él no se conformaba con eso, claro. Sus masas siempre tenían ese no-sé-qué que las hacían tanto blanditas como crujientes al mismo tiempo. Y a Daruu le quedaba mucho por aprender.
Por eso, a veces, sin que su madre se diese cuenta, se tiraba todas las tardes probando distintas recetas e ingredientes para masas que luego ni siquiera iba a utilizar para hacer pizzas. Para Kiroe, eso era un desperdicio de comida.
Pero oh, Daruu tenía que ser el mejor cocinero de pizzas del mundo.