5/11/2018, 16:06
(Última modificación: 5/11/2018, 16:06 por Sasagani Yota.)
Fue bonito pensar que las amenazas lanzadas por Juro, ateniéndose a aquel supuesto desacato a la autoridad funcionarían. Pero en cierto modo lo hicieron, logró amedrentar al campesino, pero no del modo deseado. Aquellas amenazas del jounin lo único que lograron fue que el tipo se cerrase absolutamente en banda.
—Ira ocio, yo... ¡Yo no zé ná, en! ¡A mí deharme tranquilo que tengo musho trabaho asquí en er campo!
— Mírame
El tipo no me dejaba ninguna opción y no había más tiempo que perder, así que ni siquiera busqué la aprobación de Juro que, viendo la amenaza anterior, supuse que vería con buenos ojos lo que estaba por hacer. Junte mis manos y realice una corta cadena de sellos para terminar con una sonora palmada. En ese instante cruzaría nuestras miradas con el agricultor para meterlo en mi ilusión.
— si prefieres hacerlo por las malas... Bueno, yo soy más de hacerlo por las buenas, pero se ve que tu no
El campesino, tras aquellas palabras, vería como sus parcelas de plantación ardían como mil demonios, pudiendo sentir el calor de unas llamas que poco a poco iban consumiendo su plantación y solo la suya. Juro ya no estaba y los demás camaradas del tipo tampoco. Solo él y yo. Ambos rodeados por el fuego que consumía todo por lo que había sudado tanto durante tanto tiempo. Y de golpe y porrazo, tras mi sonrisa, todo desapareció. Todo volvió a la normalidad. Juro volvía a estar a mi lado y los demás campesinos volvieron a la percepción de aquel hombre.
— Creo que ibas a decirnos donde estaba el dojo de Sarutobi Yamcha-sensei
—Ira ocio, yo... ¡Yo no zé ná, en! ¡A mí deharme tranquilo que tengo musho trabaho asquí en er campo!
— Mírame
El tipo no me dejaba ninguna opción y no había más tiempo que perder, así que ni siquiera busqué la aprobación de Juro que, viendo la amenaza anterior, supuse que vería con buenos ojos lo que estaba por hacer. Junte mis manos y realice una corta cadena de sellos para terminar con una sonora palmada. En ese instante cruzaría nuestras miradas con el agricultor para meterlo en mi ilusión.
— si prefieres hacerlo por las malas... Bueno, yo soy más de hacerlo por las buenas, pero se ve que tu no
El campesino, tras aquellas palabras, vería como sus parcelas de plantación ardían como mil demonios, pudiendo sentir el calor de unas llamas que poco a poco iban consumiendo su plantación y solo la suya. Juro ya no estaba y los demás camaradas del tipo tampoco. Solo él y yo. Ambos rodeados por el fuego que consumía todo por lo que había sudado tanto durante tanto tiempo. Y de golpe y porrazo, tras mi sonrisa, todo desapareció. Todo volvió a la normalidad. Juro volvía a estar a mi lado y los demás campesinos volvieron a la percepción de aquel hombre.
— Creo que ibas a decirnos donde estaba el dojo de Sarutobi Yamcha-sensei
Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa