8/11/2018, 03:49
—Lo lamento— No dijo más.
No había nada más que hacer por allí, pero tampoco hubo una reacción por parte de él. ¿Resiganción, frustración, enojo? Nada de eso. El joven suspiró y decidió dejarse llevar por Riko, para regresar a sus respectivas habitaciones del hotel.
Eso hubiese sido lo ideal, de no ser porque en cuanto salieron de los baños notarían que todas las personas que hasta hace unos instantes habían estado cenando en el sitio desaparecieron cómo por arte de magia. El muchacho abrió los ojos, ¿qué había pasado? Fue entonces que se escucharon unos pasos a toda velocidad desde el balcón superior del salón, siendo la tabernera quién se asomaría.
—¡Asobu! ¿Dónde demonios te habías metido?— Le increpó.
—¿Qué pasó? Es más, ¿para qué me estabas buscando?
—Vete preparando, que hay una riña en la calle. Si no hubo heridos con lo de esta tarde, quizás ahorita si los haya.
Muchas de las personas salieron a las ventanas o a las puertas de sus hogares, metiches ante el escándalo montado en las afueras. La calle principal estaba atiborrada de curiosos, hablando en voz alta o bien lanzando porras. Todo aquello se escuchaba cómo murmullos hacia el interior del edificio. Probablemente por esto el sonido no se había alcanzado a escuchar en el interior de los baños.
—¿No hay de otra?
—Lamento en serio molestarte con esto, ya nos has ayudado demasiado.
El muchacho negó con la cabeza y se fue corriendo hacia el exterior. ¿Que ocurriría ahora? La noche sería muy larga.
No había nada más que hacer por allí, pero tampoco hubo una reacción por parte de él. ¿Resiganción, frustración, enojo? Nada de eso. El joven suspiró y decidió dejarse llevar por Riko, para regresar a sus respectivas habitaciones del hotel.
Eso hubiese sido lo ideal, de no ser porque en cuanto salieron de los baños notarían que todas las personas que hasta hace unos instantes habían estado cenando en el sitio desaparecieron cómo por arte de magia. El muchacho abrió los ojos, ¿qué había pasado? Fue entonces que se escucharon unos pasos a toda velocidad desde el balcón superior del salón, siendo la tabernera quién se asomaría.
—¡Asobu! ¿Dónde demonios te habías metido?— Le increpó.
—¿Qué pasó? Es más, ¿para qué me estabas buscando?
—Vete preparando, que hay una riña en la calle. Si no hubo heridos con lo de esta tarde, quizás ahorita si los haya.
Muchas de las personas salieron a las ventanas o a las puertas de sus hogares, metiches ante el escándalo montado en las afueras. La calle principal estaba atiborrada de curiosos, hablando en voz alta o bien lanzando porras. Todo aquello se escuchaba cómo murmullos hacia el interior del edificio. Probablemente por esto el sonido no se había alcanzado a escuchar en el interior de los baños.
—¿No hay de otra?
—Lamento en serio molestarte con esto, ya nos has ayudado demasiado.
El muchacho negó con la cabeza y se fue corriendo hacia el exterior. ¿Que ocurriría ahora? La noche sería muy larga.