10/11/2018, 18:36
—No... Yo solo quería que todos estuviéramos bien, y al final os he decepcionado a todos...
Gracias a mi oído super desarrollado y a mi percepción extrasensorial claramente por encima de la media pude descifrar algo de lo que dijo Eri. Le empecé a acariciar la cabeza lentamente, con cuidado, por si me mandaba a la mierda, lo cual pasaba con demasiada frecuencia últimamente.
— La cosa es que no puedes hacer como que no pasó nada en el examen. Se lio, parda además, por lo que no se puede dejar correr como si nada. Juro hizo cosas malas, pensó cosas malas, y ya ha pagado su pena. Después nos volvimos a encontrar y diría que no acabamos a malas. Pero tú no has decepcionado a nadie. Has protegido la villa y a los subnormales, digo, amables extranjeros que nos atacaron sin dudarlo en cuanto su querida jinchuriki perdió la puta cabeza.
No sabía como decorar más mis palabras para no sonar terriblemente ofensivo, sabía que Eri quería la paz mundial, y yo era capaz de ceder la paz con Kusagakure si cesaban en su ímpetu por dejarse arrastrar por Amegakure. Pero para mí, los amenios estaban todos muertos. Incluida, bueno, qué digo incluida, en negrita y en mayúsculas AYAME, la muy lianta, esa era la más culpable de todos los amenios, seguida por el loco apuñalador de Daruu.
Pero eso no se lo podía decir a la buena de Eri, tenía que centrarme en las cosas buenas, pensar en positivo sobre la relación nefasta que nos quedaba con el resto de villas.
— La cuestión es que Juro me aseguró que casi todos en Kusagakure se arrepienten de su papel en el alboroto. Y si le creo es por ti, porque sé que tú crees en la paz. Así que con Kusagakure diría que estamos, bueno, casi bien.
Por desgracia, en política internacional, escaseaban las cosas positivas.
Gracias a mi oído super desarrollado y a mi percepción extrasensorial claramente por encima de la media pude descifrar algo de lo que dijo Eri. Le empecé a acariciar la cabeza lentamente, con cuidado, por si me mandaba a la mierda, lo cual pasaba con demasiada frecuencia últimamente.
— La cosa es que no puedes hacer como que no pasó nada en el examen. Se lio, parda además, por lo que no se puede dejar correr como si nada. Juro hizo cosas malas, pensó cosas malas, y ya ha pagado su pena. Después nos volvimos a encontrar y diría que no acabamos a malas. Pero tú no has decepcionado a nadie. Has protegido la villa y a los subnormales, digo, amables extranjeros que nos atacaron sin dudarlo en cuanto su querida jinchuriki perdió la puta cabeza.
No sabía como decorar más mis palabras para no sonar terriblemente ofensivo, sabía que Eri quería la paz mundial, y yo era capaz de ceder la paz con Kusagakure si cesaban en su ímpetu por dejarse arrastrar por Amegakure. Pero para mí, los amenios estaban todos muertos. Incluida, bueno, qué digo incluida, en negrita y en mayúsculas AYAME, la muy lianta, esa era la más culpable de todos los amenios, seguida por el loco apuñalador de Daruu.
Pero eso no se lo podía decir a la buena de Eri, tenía que centrarme en las cosas buenas, pensar en positivo sobre la relación nefasta que nos quedaba con el resto de villas.
— La cuestión es que Juro me aseguró que casi todos en Kusagakure se arrepienten de su papel en el alboroto. Y si le creo es por ti, porque sé que tú crees en la paz. Así que con Kusagakure diría que estamos, bueno, casi bien.
Por desgracia, en política internacional, escaseaban las cosas positivas.
—Nabi—