(B) La tumba de Umikiba Kaido

[Uchiha Datsue]

Cuando Kaido habló de Yui, de cómo si hubiese sido algo intrínseco a su raza no hubiese huido con los ovarios entre las piernas, Shaneji rugió de ira y dio un puñetazo a la pared de piedra.

—¡Joder, eso es lo que más odio de todo! ¡A nuestros hermanos de agua que olvidaron sus raíces! ¡Fíjate en esa zorra! ¿Amekoro Yui? ¿¡Amekoro!? ¡Qué pasa, ¿se avergüenza de su clan?! ¿Cómo es que no porta orgullosa el nombre de los Hozuki? —Kaido pudo comprobar que Shaneji tenía dificultades para reprimir su ira y no golpear algo. Lo que fuese—. Todo tiene que ver con nuestra sangre, Kaido. Las Villas de hoy en día aceptan a cualquiera. No importa de qué raza, de qué clan, o si eres un mindungui. Como sepas controlar algo de chakra ya sirves. ¡Así es como se han debilitado! ¡En el momento en que aceptas una oveja en una manada de lobos, obligas a los lobos a arrancarse los dientes para no sucumbir a sus instintos! ¡Y aquellos que como tú se niegan no les queda otra que marcharse!

»Oh, sí, Kirigakure —Shaneji lo pronunció como si fuese un placer prohibido—. Allí solo aceptaban lobos, Kaido. Tiburones como tú y como yo. Hozukis, Yukis… Gente con raíces, probados como válidos por un árbol genealógico sin frutos podridos.