19/11/2018, 00:41
En el fondo Juro era un poco tonto, como Eri. Vaya par de alcornoques, la verdad. Siempre con esa estúpida bondad que solo iba a conseguir que acabasen enterrados en problemas tanto a escala local, con sus compañeros, como a escala internacional, con las otras villas. No se puede ser tan bueno, después vienen los listos de turno y se aprovechan como quieren.
Y para ejemplo, el lio que había ahora. Un par de listos con ansias de poder manipulando a un pobre buenazo. Era una metáfora sobre los kages, el bueno es Hanabi, por supuesto.
Tampoco estaba yo como para pasarme de listo, supongo.
— Siempre he confiado en ti, Juro. Me pareciste buena gente cuando te conocí, te seguí en un par de ocasiones y confirmé que eras buena persona. Solo con saber eso, confíe en ti y tras ver lo del examen, confío en que harás grandes cosas. ¿Crees que te hubiese tirado una mierda si no siguiese confiando en ti? Si te viese como a un enemigo te hubiese tirado un puto meteorito por la espalda. La mierda es pura amistad.
Mis palabras eran sinceras, sin duda, nunca acertadas, pero siempre sinceras.
— A lo que me refiero es a que te defenderé siempre, porque no suelo cambiar de opinión y veo que sigues siendo exactamente igual que el chaval al que casi mato en el Valle del Fin. Mientras tú sigas siendo tú, yo seguiré confiando en ti. Tal vez sea en parte que me recuerdas a Eri, solo que sin su belleza ni sus bellezas.
Definitivamente ese no era el lugar indicado para pensar en la pelirroja más sexy de todo Onindo, por suerte, yo no era un petimetre de tres al cuarto, yo era perfectamente capaz de pensar en Eri sin que se me notase la excitación a niveles físicos. Mi voluntad era demasiado poderosa para esas mierdas. Mi alcalde solo se levantaba a trabajar con un referendum pactado y una mayoría absoluta.
Y para ejemplo, el lio que había ahora. Un par de listos con ansias de poder manipulando a un pobre buenazo. Era una metáfora sobre los kages, el bueno es Hanabi, por supuesto.
Tampoco estaba yo como para pasarme de listo, supongo.
— Siempre he confiado en ti, Juro. Me pareciste buena gente cuando te conocí, te seguí en un par de ocasiones y confirmé que eras buena persona. Solo con saber eso, confíe en ti y tras ver lo del examen, confío en que harás grandes cosas. ¿Crees que te hubiese tirado una mierda si no siguiese confiando en ti? Si te viese como a un enemigo te hubiese tirado un puto meteorito por la espalda. La mierda es pura amistad.
Mis palabras eran sinceras, sin duda, nunca acertadas, pero siempre sinceras.
— A lo que me refiero es a que te defenderé siempre, porque no suelo cambiar de opinión y veo que sigues siendo exactamente igual que el chaval al que casi mato en el Valle del Fin. Mientras tú sigas siendo tú, yo seguiré confiando en ti. Tal vez sea en parte que me recuerdas a Eri, solo que sin su belleza ni sus bellezas.
Definitivamente ese no era el lugar indicado para pensar en la pelirroja más sexy de todo Onindo, por suerte, yo no era un petimetre de tres al cuarto, yo era perfectamente capaz de pensar en Eri sin que se me notase la excitación a niveles físicos. Mi voluntad era demasiado poderosa para esas mierdas. Mi alcalde solo se levantaba a trabajar con un referendum pactado y una mayoría absoluta.
—Nabi—