19/11/2018, 02:00
Kaido alzó la barbilla e infló el pecho, tras una sonrisa divertida. Y divertida porque todo aquello lo era. El que hubiese logrado escalar esa montaña de adversidades hasta convertirse en un pequeño proyecto personal para Shaneji. Y lo había logrado explotando la poca información que le había propiciado Amegakure, que ya era decir bastante.
Todo fin tiene un medio. Ese era el suyo.
Así que, dadas las circunstancias, podía decir que su objetivo número uno estaba completado.
—Preveo que será una sociedad bastante fructífera, colega —extendió la mano y pensó en estrechársela. Para cerrar el trato. No porque fueran el par de caballeros más renombrados de Onindo, sino que no existía gesto más verídico que aquel para zanjar las pautas de un negocio. Del porvenir de aquella empresa que asumía, a priori, la contratación de un nuevo gerente. De un nuevo Cabeza de Dragón.
Y digo hipotéticamente porque, como todo convenio, el acto debe consumarse. Tal como el matrimonio. Pero en vez de follar, él tenía que ser presentado al resto de los miembros y recibir, finalmente, la marca.
Pero no iba a meterse en ese charco todavía. Era demasiado pronto como para presionar desde esa tangente.
«Ya estás navegando el cauce. Ahora, sigue la puta corriente»
Todo fin tiene un medio. Ese era el suyo.
Así que, dadas las circunstancias, podía decir que su objetivo número uno estaba completado.
—Preveo que será una sociedad bastante fructífera, colega —extendió la mano y pensó en estrechársela. Para cerrar el trato. No porque fueran el par de caballeros más renombrados de Onindo, sino que no existía gesto más verídico que aquel para zanjar las pautas de un negocio. Del porvenir de aquella empresa que asumía, a priori, la contratación de un nuevo gerente. De un nuevo Cabeza de Dragón.
Y digo hipotéticamente porque, como todo convenio, el acto debe consumarse. Tal como el matrimonio. Pero en vez de follar, él tenía que ser presentado al resto de los miembros y recibir, finalmente, la marca.
Pero no iba a meterse en ese charco todavía. Era demasiado pronto como para presionar desde esa tangente.
«Ya estás navegando el cauce. Ahora, sigue la puta corriente»