20/11/2018, 02:10
Por extraño que pudiera parecer, Kaido no estaba en condiciones de ser un líder durante aquella loca historia. Estaba demasiado desorientado y absorto en su propia ira como para poder tomar la elección apropiada que les sacase a él y a su compatriota de aquel embrollo. Por suerte, Karamaru decidió tomar la batuta y comenzó a avanzar hacia donde él creía que había comenzado todo, que era la puerta a un costado de un par de barriles. Su acceso daba hasta las escaleras que habían tomado al principio de todo, que una vez les llevó hasta lo que pareció en aquel entonces un sótano repleto de gente, bebidas, música y humo. Sobre todo humo.
De más está decir que no se sorprendió al ver que aquel lugar ahora estaba vacío a plenitud. Ni un alma en pena. Ni un sólo mueble. Nada.
Solo ellos dos, con el acceso hasta una única entrada. Una puerta que antes no había estado ahí.
—Te sigo, pareces saber mejor qué hacer que yo.
De más está decir que no se sorprendió al ver que aquel lugar ahora estaba vacío a plenitud. Ni un alma en pena. Ni un sólo mueble. Nada.
Solo ellos dos, con el acceso hasta una única entrada. Una puerta que antes no había estado ahí.
—Te sigo, pareces saber mejor qué hacer que yo.