Este foro utiliza cookies
Este foro utiliza cookies para guardar tu información de inicio de sesión si estás registrado, y tu última visita si no lo estás. Las cookies son pequeños documentos de texto guardados en tu ordenador; las cookies establecidas por este foro sólo pueden ser utilizadas en este mismo sitio y no poseen riesgos de seguridad. Las cookies de este foro también llevan un registro de los temas que has leído y cuándo fue la última vez que los leíste. Los administradores NO tienen acceso a esta información, sólo TU NAVEGADOR. Por favor confirma si aceptas el establecimiento de estas cookies.

Se guardará una cookie en tu navegador sea cual sea tu elección para no tener que hacerte esta pregunta otra vez. Podrás cambiar tus ajustes sobre cookies en cualquier momento usando el link en el pie de página.
Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#6
La bandada voló durante largas horas en completo silencio. Amparados por el gélido viento del invierno, que soplaba contra sus mejillas y hacía ondear sus cabellos y sus túnicas, y el suave batir de las alas, con el consecuente movimiento del cuerpo de las gigantescas aves por debajo de ellos, cada uno de los integrantes del grupo iba sumido en sus propios pensamientos, aunque era bien probable que todos ellos giraran alrededor de un único tema. Siguieron el curso del río hacia el sur, y las llanuras del País de la Tormenta se convirtieron en montañas que se alzaron frente a ellos como gigantes de piedra. Debían evitar la cordillera del Valle de los Dojos, por lo que viraron hacia el este y después continuaron hacia el sur, en dirección a Tanzaku Gai. Las aguas del río que estaban siguiendo se juntaron con las de otro río diferente que provenía del Valle del Fin, situado kilómetros más hacia el norte. Y fue justo en ese cruce cuando la voz de Daruu se alzó:

—¡Esperad!

—¿Qué cojones pasa, Amedama? —exclamó Zetsuo para hacerse oír por encima del viento.

Sin embargo, el muchacho no respondió. Rompió la formación cambiando de dirección bruscamente y se acercó a las aguas del río. Los otros integrantes del grupo le observaban mientras se llevaba una mano al portaobjetos y sacaba aquel peculiar visor de aumento que siempre llevaba consigo. Se lo colocó en los ojos, y tras ajustarlo un poco...

—¡¡No puede ser!! —exclamó—. ¡Es la túnica... la túnica de Ayame!

—¿¡QUÉ?! —exclamaron, padre e hijo al unísono.

Daruu se lanzó en picado, perseguido de cerca por los dos Aotsuki. Era en la orilla del río donde un deplorable trapo de tela rasgado y chamuscado se aferraba de forma lamentable a la rama de un árbol para evitar ser arrastrado por la corriente. El muchacho nunca llegó a coger la prenda, Zetsuo se le había adelantado saltando desde varios metros de altura y aterrizando prácticamente trastabillando en la tierra mojada. Cogió la túnica con ambas manos, ahora apenas un viejo trapo carcomido, y sus ojos nerviosos la recorrieron de arriba a abajo, como si le estuviera preguntando qué le había pasado; como si pudiera ver a través de los recuerdos de aquel objeto inerte como hacía con las personas. La reconocía, claro que la reconocía. Podía recordar como si hubiera ocurrido hace cinco minutos el día que Ayame le enseñó la nueva túnica que se había comprado. "¡Así pasaré desapercibida cuando pueda salir al fin de la aldea!", había dicho, radiante de emoción.

Zetsuo apretó las mandíbulas y sus manos temblaron con violencia.

—Ayame... —gruñó, roto de dolor, y alzó la mirada para mirar a su alrededor. Como si esperara ver a la muchacha acercarse a ellos desde detrás de cualquier árbol, quizás herida pero con aquella sonrisa nerviosa y temerosa suya. "No pasa nada, estoy bien", diría.

Pero, por supuesto, no la encontró.

Una mano se apoyó en su antebrazo. Una mano pálida como la nieve y fría como el más crudo de los inviernos.

—Padre, la encontraremos.

Zetsuo se encontró con los ojos de escarcha de su hijo y asintió. Volvió a reconstruir la coraza de su corazón a toda velocidad, y en cuestión de segundos cualquier rastro de debilidad desapareció de su férreo rostro.

—Ayame ha sido atacada —habló, volviéndose hacia Kiroe y Daruu—. No sé por quién. No sé por qué. No sé si ha podido ser un Kajitsu. Pero tenemos que encontrarla.
[Imagen: kQqd7V9.png]
Sprite por Karvistico.


—Habitación de Ayame: Link

No respondo dudas por MP.
Responder


Mensajes en este tema
Tras la estela del lirio - por Amedama Daruu - 19/11/2018, 16:35
RE: Tras la estela del lirio - por Aotsuki Ayame - 21/11/2018, 23:44


This forum uses Lukasz Tkacz MyBB addons.