23/11/2018, 17:16
—Puede ser que el ataque se produjera río arriba, pero percibo los restos de su olor más al este —habló Kuro.
Y tanto Zetsuo como Kōri tuvieron que sujetarse con mayor firmeza para no caer cuando el animal comenzó a trotar. El movimiento del cuerpo del animal era mucho más brusco que el suave deslizamiento de las aves por el cielo, al que estaban acostumbrados, incluso con su continuo batir de alas. Cada zancada dada, les revolvían las entrañas como una batidora.
—¿Cómo que más hacia el este? —preguntó Kōri, confundido.
Y no era el único.
—¿Seguro que no te estás equivocando? ¡Se suponía que Ayame iba a ir a Tanzaku Gai, nos encontramos su túnica bajando desde el Valle del Fin y ahora nos dices que su rastro se va aún más hacia el este! —exclamó Zetsuo.
Se estaban alejando cada vez más del punto inicial de búsqueda y nada de lo que estaba ocurriendo tenía sentido, lo mirara por donde lo mirara... ¿Acaso Ayame les había mentido?
—El este, ¿eh? El País de la Espiral —intervino Daruu, trotando junto a ellos desde su peculiar caballo de caramelo.
—No saquemos conclusiones precipitadas —pidió Kiroe.
Pero Zetsuo ya apretaba las mandíbulas.
—Juro que reduciré esa jodida aldea a cenizas como algún Uzujin le haya puesto la mano encima —mascuyó el médico entre dientes, subrayando las palabras de Daruu y apretando con fuerza la túnica abrasada y desgajada que aún sujetaba en una de sus manos—. Y como se apellide Uchiha le sacaré los jodidos ojos y se los haré tragar.
—Aún no sabemos quién ha sido —habló Kōri. Su postura calma y gélida le acercaba más a Kiroe, y todo indicaba que tendrían que actuar como intermediarios para que tanto su padre como su pupilo templaran los ánimos—. Mantened la cabeza fría, si de verdad hubiese sido un Uzujin y pretendiese secuestrarla se la habría llevado a Uzushiogakure, al sur de aquí no al este.
Y tanto Zetsuo como Kōri tuvieron que sujetarse con mayor firmeza para no caer cuando el animal comenzó a trotar. El movimiento del cuerpo del animal era mucho más brusco que el suave deslizamiento de las aves por el cielo, al que estaban acostumbrados, incluso con su continuo batir de alas. Cada zancada dada, les revolvían las entrañas como una batidora.
—¿Cómo que más hacia el este? —preguntó Kōri, confundido.
Y no era el único.
—¿Seguro que no te estás equivocando? ¡Se suponía que Ayame iba a ir a Tanzaku Gai, nos encontramos su túnica bajando desde el Valle del Fin y ahora nos dices que su rastro se va aún más hacia el este! —exclamó Zetsuo.
Se estaban alejando cada vez más del punto inicial de búsqueda y nada de lo que estaba ocurriendo tenía sentido, lo mirara por donde lo mirara... ¿Acaso Ayame les había mentido?
—El este, ¿eh? El País de la Espiral —intervino Daruu, trotando junto a ellos desde su peculiar caballo de caramelo.
—No saquemos conclusiones precipitadas —pidió Kiroe.
Pero Zetsuo ya apretaba las mandíbulas.
—Juro que reduciré esa jodida aldea a cenizas como algún Uzujin le haya puesto la mano encima —mascuyó el médico entre dientes, subrayando las palabras de Daruu y apretando con fuerza la túnica abrasada y desgajada que aún sujetaba en una de sus manos—. Y como se apellide Uchiha le sacaré los jodidos ojos y se los haré tragar.
—Aún no sabemos quién ha sido —habló Kōri. Su postura calma y gélida le acercaba más a Kiroe, y todo indicaba que tendrían que actuar como intermediarios para que tanto su padre como su pupilo templaran los ánimos—. Mantened la cabeza fría, si de verdad hubiese sido un Uzujin y pretendiese secuestrarla se la habría llevado a Uzushiogakure, al sur de aquí no al este.