4/10/2015, 23:58
(Última modificación: 4/10/2015, 23:59 por Amedama Daruu.)
En lo que Kaido tardó en llegar tuvo el tiempo suficiente para calmarse. Eso significaba una cosa buena y una mala: la mala era que se acababa de dar cuenta de que había retado alguien de quien no sabía intenciones ni autentico potencial, y que posiblemente se estuviera metiendo en un buen lío que no habría sido ni necesario. Si Kiroe hubiera visto cómo trataba Kaido al mobiliario de su pastelería, probablemente lo hubiera matado... O se lo hubiera llevado a un calabozo, sí. Eso era lo más probable.
La buena era que estaba completamente centrado y cuerdo y sabía lo que hacía a partir de ese momento. Sabía que se estaba enfrentando a un chulo de piscina cuya única motivación para provocar era pasárselo bien.
Se dio la vuelta cuando el silbido delató la posición de Kaido.
De modo que no sonrió ni mostró señal alguna de que la nueva provocación de Kaido le hiciera efecto alguno. Sabía que dichas ofensas sólo tenían como objetivo enfurecerle, y él no estaba dispuesto a perder contra aquél pescado en un duelo de insultos que no tenía sentido.
—¿Vas a seguir hablando o vas a venir a pegarme? —dijo con desprecio—. Ya que eres tan chulito, va, venga. Inténtalo, boquerón.
La buena era que estaba completamente centrado y cuerdo y sabía lo que hacía a partir de ese momento. Sabía que se estaba enfrentando a un chulo de piscina cuya única motivación para provocar era pasárselo bien.
Se dio la vuelta cuando el silbido delató la posición de Kaido.
De modo que no sonrió ni mostró señal alguna de que la nueva provocación de Kaido le hiciera efecto alguno. Sabía que dichas ofensas sólo tenían como objetivo enfurecerle, y él no estaba dispuesto a perder contra aquél pescado en un duelo de insultos que no tenía sentido.
—¿Vas a seguir hablando o vas a venir a pegarme? —dijo con desprecio—. Ya que eres tan chulito, va, venga. Inténtalo, boquerón.