25/11/2018, 17:05
Sin embargo, Shaneji no respondió. Y no porque no haya querido, sino que se vio obligado a torcer su atención hacia el inconfundible sonido que emitía un caballo galopante. No pasó demasiado tiempo para que ambos se percataran de que se trataba de un par de corceles haciendo la de mula de un carruaje. Sobre él, dos hombres ajetreados que tiraban de las riendas de sus corceles, que aparentaban haber galopado durante bastante tiempo sin parar.
¿Meros transportistas, o mercenarios? iban armados, y no tenían pinta de ser simples recaderos.
Kaido no tuvo que ver hacia su arma tal y como lo hizo Shaneji. Nokomizuchi siempre estaba cerca por si la necesitaba.
—Sitio hay. Comida, ya no sé tú.
¿Meros transportistas, o mercenarios? iban armados, y no tenían pinta de ser simples recaderos.
Kaido no tuvo que ver hacia su arma tal y como lo hizo Shaneji. Nokomizuchi siempre estaba cerca por si la necesitaba.
—Sitio hay. Comida, ya no sé tú.