25/11/2018, 18:43
Kyogi le miró sorprendido.
—Joder, pues no. ¿También dan buenos fajos por eso? Había oído hablar de que pagaban bien por los gorilas de espalda plateada, ciertas serpientes… Pero alas de tiburón en mi vida —miró a Komtan para saber si sabía algo, y este se encogió de hombros—. Nosotros no es que nos dediquemos a eso realmente, pero hacemos algún que otro apaño. Cuatro bocas que alimentar, una casa que pagar… ¡Que me cuelguen si es fácil! —se quejó—. Y aquí el chaval se ha encaprichado con cierta chica fuera de sus posibilidades, ¿sabes? Los padres le pidieron una dote de infarto, pero el cabrón está decidido a…
Ninguno de los tres lo vio venir. Primero llegó la risa, tan auguradora como un resplandor en el cielo. Luego el estruendo, que simbolizaba tanto como el trueno. Normalmente, con la suma de estas dos cosas, uno sabía que acababa de caer un rayo. Se podía deducir, incluso, a cuánta distancia. Pero, en la mayoría de las ocasiones, no se veía dónde caía exactamente el rayo.
Probablemente Kyogi tampoco lo vio, porque cuando su cerebro trató de analizar y comprender lo que había pasado, la sangre dejó de nutrirlo. Shaneji le había encajado de lleno con la maza en el mentón.
—Juuujujujuju —Como a Shaneji no le gustaban las medias tintas, estampó el Tetsubō contra el pecho del hombre—. ¡Juuujujujuju! —¡Pam! Otra vez. Solo para asegurarse de que estaba muerto—. ¡Juuuujujujujuju —¡Pam! Solo por si acaso… ¡Pam, pam, pam!—. ¡JUUUUUUJUJUJUJUJU!
Komtan, que se había quedado boquiabierto, tratando de comprender lo que estaba pasando, cogió la daga con fuerza y rugió:
—¡HIJO DE PUTAAAAAAA! —Y trató de apuñalar a Shaneji por la espalda.
—Joder, pues no. ¿También dan buenos fajos por eso? Había oído hablar de que pagaban bien por los gorilas de espalda plateada, ciertas serpientes… Pero alas de tiburón en mi vida —miró a Komtan para saber si sabía algo, y este se encogió de hombros—. Nosotros no es que nos dediquemos a eso realmente, pero hacemos algún que otro apaño. Cuatro bocas que alimentar, una casa que pagar… ¡Que me cuelguen si es fácil! —se quejó—. Y aquí el chaval se ha encaprichado con cierta chica fuera de sus posibilidades, ¿sabes? Los padres le pidieron una dote de infarto, pero el cabrón está decidido a…
Ninguno de los tres lo vio venir. Primero llegó la risa, tan auguradora como un resplandor en el cielo. Luego el estruendo, que simbolizaba tanto como el trueno. Normalmente, con la suma de estas dos cosas, uno sabía que acababa de caer un rayo. Se podía deducir, incluso, a cuánta distancia. Pero, en la mayoría de las ocasiones, no se veía dónde caía exactamente el rayo.
Probablemente Kyogi tampoco lo vio, porque cuando su cerebro trató de analizar y comprender lo que había pasado, la sangre dejó de nutrirlo. Shaneji le había encajado de lleno con la maza en el mentón.
—Juuujujujuju —Como a Shaneji no le gustaban las medias tintas, estampó el Tetsubō contra el pecho del hombre—. ¡Juuujujujuju! —¡Pam! Otra vez. Solo para asegurarse de que estaba muerto—. ¡Juuuujujujujuju —¡Pam! Solo por si acaso… ¡Pam, pam, pam!—. ¡JUUUUUUJUJUJUJUJU!
Komtan, que se había quedado boquiabierto, tratando de comprender lo que estaba pasando, cogió la daga con fuerza y rugió:
—¡HIJO DE PUTAAAAAAA! —Y trató de apuñalar a Shaneji por la espalda.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado