25/11/2018, 21:08
—A mí nada, fue un regalo. O un recordatorio, más bien, para que no olvidase quién era —contestó enigmático mientras colocaba correctamente el bocado y montaba a su vez el caballo—. ya sabes, a los de arriba les gusta hacer saber al resto cuál es su lugar en el mundo. Hasta que, claro, la naturaleza hace de las suyas y pone todo en el orden natural de las cosas. Como ahora.
Echó un último fisgón al fuego candente que empezaba a consumir el carruaje.
—¿Vamos? —aunque no esperó respuesta para empezar a cabalgar. Presumiblemente, hacia el sur. No debían estar lejos de la costa. No ahora que iban a caballo.
Echó un último fisgón al fuego candente que empezaba a consumir el carruaje.
—¿Vamos? —aunque no esperó respuesta para empezar a cabalgar. Presumiblemente, hacia el sur. No debían estar lejos de la costa. No ahora que iban a caballo.