26/11/2018, 01:50
—¿Y eso por qué? ¿Ha ocurrido algo por aquí hace poco? — Acercó la cabeza prestando atención a la conversación con algo de disimulo, mientras se limpiaba con una mano parte del zumo que quedaba por las comisuras de su boca.
—Nada, absolutamente nada que pueda interesar a quienes estén de paso —aseguro, con una mueca que mesclaba ira y desanimo.
Kazuma le observo detenidamente mientras se bebía con ánimo sus gachas, espesas, calientes y viscosas. Aquel alimento le había espantado el frio y el hambre que le retorcían las tripas, por lo que se podía dar por satisfecho en sus necesidades…, al menos por el momento.
—Entiendo, no daremos problemas y no nos inmiscuiremos en sus asuntos —aseguro, aunque aquel tipo de cosas siempre resultaban difíciles de conseguir.
—Bien, espero que así sea, jóvenes.
—Genial. Ahora solo necesito dos cosas —confeso, mientras colocaba unos cuantos billetes sobre la barra—: un lugar en donde podamos pasar la noche y una pequeña botella de buen sake, para regalar.
—Ya no tenemos alcohol por aquí, no para los forasteros —respondió, malhumorado y tomando solo la parte del dinero que correspondía a la comida y a la información del hospedaje—. Tengo una hermana que tiene un sitio pequeño donde podrán dormir. No es lujoso, pero al menos no amanecerán muertos por el frio húmedo.
Kazuma le observo con una curiosidad tan intensa como serena, y el tendero tomo un pequeño trozo de papel en donde estaba anotada la dirección y se lo entrego a Ryuko. El mismo contenía el nombre de una calle, el numero de una casa y el nombre de la dueña.
—Y recuerden, sean discretos —les advirtió, mientras recogía sus platos y les despedía.
—Nada, absolutamente nada que pueda interesar a quienes estén de paso —aseguro, con una mueca que mesclaba ira y desanimo.
Kazuma le observo detenidamente mientras se bebía con ánimo sus gachas, espesas, calientes y viscosas. Aquel alimento le había espantado el frio y el hambre que le retorcían las tripas, por lo que se podía dar por satisfecho en sus necesidades…, al menos por el momento.
—Entiendo, no daremos problemas y no nos inmiscuiremos en sus asuntos —aseguro, aunque aquel tipo de cosas siempre resultaban difíciles de conseguir.
—Bien, espero que así sea, jóvenes.
—Genial. Ahora solo necesito dos cosas —confeso, mientras colocaba unos cuantos billetes sobre la barra—: un lugar en donde podamos pasar la noche y una pequeña botella de buen sake, para regalar.
—Ya no tenemos alcohol por aquí, no para los forasteros —respondió, malhumorado y tomando solo la parte del dinero que correspondía a la comida y a la información del hospedaje—. Tengo una hermana que tiene un sitio pequeño donde podrán dormir. No es lujoso, pero al menos no amanecerán muertos por el frio húmedo.
Kazuma le observo con una curiosidad tan intensa como serena, y el tendero tomo un pequeño trozo de papel en donde estaba anotada la dirección y se lo entrego a Ryuko. El mismo contenía el nombre de una calle, el numero de una casa y el nombre de la dueña.
—Y recuerden, sean discretos —les advirtió, mientras recogía sus platos y les despedía.
![[Imagen: aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif]](https://i.pinimg.com/originals/aa/b6/87/aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif)