1/12/2018, 20:10
¿Momento mágico?
¿Cómo se podía definir momento mágico a una magnificación onírica del dolor, que le consumió tras tocar la piel de Muñeca?
Kaido no había sentido nada similar, salvo una excepción en particular. Como en esta ocasión, pero en su mente, un Uchiha le hizo ver y sentir en carne propia el cómo su mandíbula era descuajada junto a su cráneo de un sólo jalón. Aunque ésta vez no hubiera espadas, sí que las sentía. A cientos de ellas atravesándole la piel. Una piel poco acostumbrada a que nada le tocase, por su capacidad de licuarse en el acto. Ante aquel tacto. Ante aquella expresión de dolor, no era posible.
Con rodilla en tierra, Kaido soltó un rugido más propio de un león que de un Tiburón. Alzó la mirada enervado y pensó por un mísero segundo en saltarle encima a esa hija de puta y despedazar cada diminuta parte de jodido diminuto cuerpo.
Pero inspiró tan hondo como pudo y escondió los colmillos. Ella iba a morir de igual forma, y eso le reconfortaba.
—Q..-qué nombre tan apropiado —dijo, tratando de recomponerse—. ¿cómo es que una crí... bah, olvídalo. ¿Y ahora qué?
¿Cómo se podía definir momento mágico a una magnificación onírica del dolor, que le consumió tras tocar la piel de Muñeca?
Kaido no había sentido nada similar, salvo una excepción en particular. Como en esta ocasión, pero en su mente, un Uchiha le hizo ver y sentir en carne propia el cómo su mandíbula era descuajada junto a su cráneo de un sólo jalón. Aunque ésta vez no hubiera espadas, sí que las sentía. A cientos de ellas atravesándole la piel. Una piel poco acostumbrada a que nada le tocase, por su capacidad de licuarse en el acto. Ante aquel tacto. Ante aquella expresión de dolor, no era posible.
Con rodilla en tierra, Kaido soltó un rugido más propio de un león que de un Tiburón. Alzó la mirada enervado y pensó por un mísero segundo en saltarle encima a esa hija de puta y despedazar cada diminuta parte de jodido diminuto cuerpo.
Pero inspiró tan hondo como pudo y escondió los colmillos. Ella iba a morir de igual forma, y eso le reconfortaba.
—Q..-qué nombre tan apropiado —dijo, tratando de recomponerse—. ¿cómo es que una crí... bah, olvídalo. ¿Y ahora qué?