2/12/2018, 00:17
La oscuridad le abrazó cual amante cuando se cubrió el rostro, y la mano demoníaca de muñeca volvió a sostener la suya. Aunque ésta vez no hubo dolor, sin embargo, y sólo se encontró con su melodiosa voz. Ella iba a ser su guía durante el resto del camino.
¿Pero hacia dónde iban?
¿A ... su tumba?
Se sintió como una eternidad. El trayecto. Cuánto había sido, ¿más de una hora acaso? no podía decirlo con precisión, estaba desorientado. Y por extraño que pudiera parecer, le dolían las piernas. Efecto secundarios de haber estado en alta mar durante casi una semana.
Finalmente llegó el momento en el que los tres se detuvieron. O mejor dicho, le obligaron a detenerse.
Muñeca habló una vez más. Preguntó si no había él hecho algo. Kaido se preguntó el qué. Y luego, una oscuridad más palpable que la que ahora le agobiaba.
El gyojin perdió la conciencia, tras lo que pareció ser un súbito golpe con algún objeto contundente.
Abrió los ojos lentamente, tras el estímulo que le instó a espabilar. Su acto más reflejo fue llevarse una mano al cuello, tullido, y a la cabeza; que parecía querer explotarle y recrear otro big bang que modificaría el universo tal y como lo conocemos. A medida que fue recuperando la visión, Kaido creyó que tras el golpe, su retina estaba averiada. Ahora infinidad de colores, matices y mezclas de tonalidades que no eran racionales se apoderaban del firmamento. Pronto se percató de que se encontraba en el interior de una extraña cueva repleta de salientes y picos con formas variadas y que en ocasiones, daba la sensación de que se trataban de calaveras esculpidas a piedra. Un lago calmo e imperturbable presenciaba aquella magnificencia y a su vez lo reflejaba, dado el juego de luces de neón que iluminaba con esplendor el interior de la caverna.
—Hijo de puta. ¡Hijo de... ¿dónde mierda estoy? —dijo, lo más calmo posible. Si perdía ahora los estribos, estando tan cerca de sus objetivos. La iba a liar. Iba a joder toda la misión—. ¿realmente hacía falta, cabrón? ¡¿un jodido porrazo en el cogote, en serio?!
¿Pero hacia dónde iban?
¿A ... su tumba?
• • •
Se sintió como una eternidad. El trayecto. Cuánto había sido, ¿más de una hora acaso? no podía decirlo con precisión, estaba desorientado. Y por extraño que pudiera parecer, le dolían las piernas. Efecto secundarios de haber estado en alta mar durante casi una semana.
Finalmente llegó el momento en el que los tres se detuvieron. O mejor dicho, le obligaron a detenerse.
Muñeca habló una vez más. Preguntó si no había él hecho algo. Kaido se preguntó el qué. Y luego, una oscuridad más palpable que la que ahora le agobiaba.
El gyojin perdió la conciencia, tras lo que pareció ser un súbito golpe con algún objeto contundente.
• • •
Abrió los ojos lentamente, tras el estímulo que le instó a espabilar. Su acto más reflejo fue llevarse una mano al cuello, tullido, y a la cabeza; que parecía querer explotarle y recrear otro big bang que modificaría el universo tal y como lo conocemos. A medida que fue recuperando la visión, Kaido creyó que tras el golpe, su retina estaba averiada. Ahora infinidad de colores, matices y mezclas de tonalidades que no eran racionales se apoderaban del firmamento. Pronto se percató de que se encontraba en el interior de una extraña cueva repleta de salientes y picos con formas variadas y que en ocasiones, daba la sensación de que se trataban de calaveras esculpidas a piedra. Un lago calmo e imperturbable presenciaba aquella magnificencia y a su vez lo reflejaba, dado el juego de luces de neón que iluminaba con esplendor el interior de la caverna.
—Hijo de puta. ¡Hijo de... ¿dónde mierda estoy? —dijo, lo más calmo posible. Si perdía ahora los estribos, estando tan cerca de sus objetivos. La iba a liar. Iba a joder toda la misión—. ¿realmente hacía falta, cabrón? ¡¿un jodido porrazo en el cogote, en serio?!