2/12/2018, 18:57
Yui esbozó una sonrisa afilada. Estaba más mayor, con más arrugas, más canas. Pero decían que lo último que perdía un boxeador es su pegada, y la Arashikage seguía transmitiendo el mismo peligro que siempre.
—No estás preparado. Todavía no —le hizo un gesto con la mano, con cierto desdén, indicándole que se retirase. Como si no le mereciese malgastar un poco de saliva para decírselo a viva voz.
Fue entonces cuando Kaido empezó a recordar. Todos sus sacrificios. Todo lo que había hecho para llegar hasta su posición. Recordó cómo había matado a Keisuke sin dudarlo. Por su Villa. Recordó la misión por la que se dio a conocer, en el que él sólo, había logrado desarticular una banda peligrosísima llamada Dragón Rojo. Recordó cómo había asesinado a Shaneji, y con él, su única posibilidad de conocer la razón de su existencia. El motivo por el que había nacido. Y es que sin él, jamás había logrado contactar con Daseru, el tiburón. Ni había conocido al Rey del Mar. Ni había sabido para que estaba destinado un Umi no Shisoku. Para que estaba destinado él.
Todo con un único objetivo en la vida: ganarse el respeto de Yui, y la oportunidad de enfrentarse a ella y conocer su técnica secreta.
Pero Yui siempre le daba largas. Siempre le decía: todavía no. Y Kaido empezó a oír comentarios. Y a ver cosas. Decían que se hacía mayor. Que era más lenta. Y que sus antiguos miedos a la traición habían escalado a órbitas insospechadas. Y no solo a la traición, sino a verse superada. A que de pronto, un día, alguien le quitase el puesto del ninja más fuerte de la Villa. A que alguien la reemplazase.
Y lo que veía en sus ojos ahora no era respeto, sino debilidad. No era admiración, sino miedo.
Y este fue el punto en el que el sueño de Kaido empezó a torcerse.
—No estás preparado. Todavía no —le hizo un gesto con la mano, con cierto desdén, indicándole que se retirase. Como si no le mereciese malgastar un poco de saliva para decírselo a viva voz.
Fue entonces cuando Kaido empezó a recordar. Todos sus sacrificios. Todo lo que había hecho para llegar hasta su posición. Recordó cómo había matado a Keisuke sin dudarlo. Por su Villa. Recordó la misión por la que se dio a conocer, en el que él sólo, había logrado desarticular una banda peligrosísima llamada Dragón Rojo. Recordó cómo había asesinado a Shaneji, y con él, su única posibilidad de conocer la razón de su existencia. El motivo por el que había nacido. Y es que sin él, jamás había logrado contactar con Daseru, el tiburón. Ni había conocido al Rey del Mar. Ni había sabido para que estaba destinado un Umi no Shisoku. Para que estaba destinado él.
Todo con un único objetivo en la vida: ganarse el respeto de Yui, y la oportunidad de enfrentarse a ella y conocer su técnica secreta.
Pero Yui siempre le daba largas. Siempre le decía: todavía no. Y Kaido empezó a oír comentarios. Y a ver cosas. Decían que se hacía mayor. Que era más lenta. Y que sus antiguos miedos a la traición habían escalado a órbitas insospechadas. Y no solo a la traición, sino a verse superada. A que de pronto, un día, alguien le quitase el puesto del ninja más fuerte de la Villa. A que alguien la reemplazase.
Y lo que veía en sus ojos ahora no era respeto, sino debilidad. No era admiración, sino miedo.
Y este fue el punto en el que el sueño de Kaido empezó a torcerse.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado