3/12/2018, 00:59
Los ojos de Kaido se arrugaron una vez se encontró con el exterior. Sentía que llevaba una eternidad en el interior, y desde luego que haber podido salir así como así le resultaba, dentro de todo, extraño.
Arrugó el entrecejo y trató de comprobar lo que decía Karamaru. Que aquello no era producto de su imaginación.
Alzó la mano y trató de detener a algún transeúnte.
—Eh, tú, ¿qué hora es?
Arrugó el entrecejo y trató de comprobar lo que decía Karamaru. Que aquello no era producto de su imaginación.
Alzó la mano y trató de detener a algún transeúnte.
—Eh, tú, ¿qué hora es?