3/12/2018, 01:04
Rōga se masajeó las sienes con los puños ante lo que tenían enfrente. Sin duda, el rescate no era su especialidad. "Llevarlos a un lugar seguro es lo que está en mi mano y debo lograrlo a como de lugar." se mentalizó mientras el Hone Bunshin le explicaba su parecer.
—Correcto, pero no podemos llevarlo con eso ensartado en la pierna, hay que removerlo y tratar de que no sangre mucho— No era experto en tratamiento médico ni de lejos, pero el sentido común le decía que dejarlo de esa forma acarrearía más problemas que beneficios. —Sujeta al señor mientras yo halo— Tomó la herramienta en la unión y esperó a que el clon inmovilizara al herido. —Esto dolerá, por favor, respire hondo— Siempre le decía eso la enfermera que le daba sus vacunas, así que tal vez eso podría funcionar de alguna manera.
En el centro del tumulto, el fortachón estaba de cara al suelo, apoyándose con sus rodillas y sus codos. Logró aplacar las llamas, pero su piel quedó claramente enrojecida y algunos pellejos sueltos fueron visibles en la mitad derecha de su rostro, cerrando el ojo y apretando los puños.
—¿Qué pretenden exactamente con esto?
—Que nos paguen lo que nos corresponde. Tan simple cómo eso—. Se encogió de brazos.
Por el otro lado, Riko decidió cortarle el paso al tercero de los renegados que de una u otra forma intentaba amenazar a los heridos.
—¿Son retrasados o qué?— Se llevó la palma a la cara y suspiró pesadamente. —Dada tu capacidad mental, te lo explicaré con rayitas y bolitas— Alzó las manos, haciendo ademanes mientras hablaba —Nosotros venir en paz, darles agua limpia, gente ser malagradecida, intentar atacarnos, salir lastimados ellos—. Su boca se torció en una mueca enorme que fingía ser sonrisa.
—¿Agua limpia? Ustedes seguramente fueron los que envenenaron los pozos subterráneos— El bandolero recogió el sombrero de alguien más y se lo llevó a la cabeza, ajustándose el ala mientras se acercaba desde atrás al shinobi sin amo. —Es bajo incluso para alguien cómo yo— Sacó tres navajas de su cinturón, sonriendo mientras le temblaba la mano y una gota de sudor recorría su mejilla.
—Tú. Te vi sacar un bunshin, ¿eres un shinobi verdad?— Continuó su conversación con Riko, sin voltear a ver a Bandō en ningún momento, como si este no estuviese parado atrás de él.
—¡MALDITA SEA ESTOY AQUÍ!— Gritó a todo pulmón, pero el otro continuaba ignorándolo y dándole la espalda.
Volviendo con el hombre lastimado, al tirar de la herramienta el hombre soltó un alarido angustioso, mientras la sangre empezaba a brotar con mayor fuerza. "Ahora viene la parte difícil." Rápidamente se quitó su chaleco y lo amarró en la pierna del sujeto, intentando formar un improvisado torniquete que detuviese la hemorragia hasta que el verdadero médico pudiese darle la atención necesaria.
—¡Llevémoslo juntos!— Le dijo al clon de Riko para luego que luego emprendieran la marcha hasta donde Asobu ya estaba revisando al anciano.
—Correcto, pero no podemos llevarlo con eso ensartado en la pierna, hay que removerlo y tratar de que no sangre mucho— No era experto en tratamiento médico ni de lejos, pero el sentido común le decía que dejarlo de esa forma acarrearía más problemas que beneficios. —Sujeta al señor mientras yo halo— Tomó la herramienta en la unión y esperó a que el clon inmovilizara al herido. —Esto dolerá, por favor, respire hondo— Siempre le decía eso la enfermera que le daba sus vacunas, así que tal vez eso podría funcionar de alguna manera.
En el centro del tumulto, el fortachón estaba de cara al suelo, apoyándose con sus rodillas y sus codos. Logró aplacar las llamas, pero su piel quedó claramente enrojecida y algunos pellejos sueltos fueron visibles en la mitad derecha de su rostro, cerrando el ojo y apretando los puños.
—¿Qué pretenden exactamente con esto?
—Que nos paguen lo que nos corresponde. Tan simple cómo eso—. Se encogió de brazos.
Por el otro lado, Riko decidió cortarle el paso al tercero de los renegados que de una u otra forma intentaba amenazar a los heridos.
—¿Son retrasados o qué?— Se llevó la palma a la cara y suspiró pesadamente. —Dada tu capacidad mental, te lo explicaré con rayitas y bolitas— Alzó las manos, haciendo ademanes mientras hablaba —Nosotros venir en paz, darles agua limpia, gente ser malagradecida, intentar atacarnos, salir lastimados ellos—. Su boca se torció en una mueca enorme que fingía ser sonrisa.
—¿Agua limpia? Ustedes seguramente fueron los que envenenaron los pozos subterráneos— El bandolero recogió el sombrero de alguien más y se lo llevó a la cabeza, ajustándose el ala mientras se acercaba desde atrás al shinobi sin amo. —Es bajo incluso para alguien cómo yo— Sacó tres navajas de su cinturón, sonriendo mientras le temblaba la mano y una gota de sudor recorría su mejilla.
—Tú. Te vi sacar un bunshin, ¿eres un shinobi verdad?— Continuó su conversación con Riko, sin voltear a ver a Bandō en ningún momento, como si este no estuviese parado atrás de él.
—¡MALDITA SEA ESTOY AQUÍ!— Gritó a todo pulmón, pero el otro continuaba ignorándolo y dándole la espalda.
Volviendo con el hombre lastimado, al tirar de la herramienta el hombre soltó un alarido angustioso, mientras la sangre empezaba a brotar con mayor fuerza. "Ahora viene la parte difícil." Rápidamente se quitó su chaleco y lo amarró en la pierna del sujeto, intentando formar un improvisado torniquete que detuviese la hemorragia hasta que el verdadero médico pudiese darle la atención necesaria.
—¡Llevémoslo juntos!— Le dijo al clon de Riko para luego que luego emprendieran la marcha hasta donde Asobu ya estaba revisando al anciano.