5/12/2018, 00:22
(Última modificación: 5/12/2018, 00:23 por Aotsuki Ayame. Editado 1 vez en total.)
—¡Vaya, qué gran idea, Zetsuo! —exclamó Kiroe, llena de emoción, y Zetsuo ensanchó aún más aquella sonrisa maliciosa al ver a su pupilo lleno de tensión y rencor acumulados—. ¡Qué raro que tú sugieras esas cosas, con lo serio que eres! ¿No te parecería genial, Daruucín?
—Yo podría vestirme de bollito en algún día libre, cuando presentes un nuevo producto. ¡Y Zetsuo de café! —reclamó Daruu, devolviendo la pelota con un remate magistral. La sonrisa se congeló en los labios del médico, que le dirigió al muchacho una peligrosa mirada—. Le pega, ¿no crees, mamá? Él mismo declaró que le encantaba el café largo que preparas en uno de nuestros entrenamientos. Ya que él ha sugerido la idea, debería hacer los honores. ¡Yo creo que lo está deseando!
—¡Ay, no sabes la ilusión que me hace, Zetsuo! —la felicidad de Kiroe se desbordaba por cada poro de su piel, casi podía sentirse como el pitido de una tetera cuando se calentaba demasiado—. Ya sabía yo que te guardabas un lado infantil, cabrón...
«Buen intento... mocoso.»
Pero Zetsuo adelantó el cuerpo, apoyó el codo sobre la mesa y la mejilla sobre la mano, dirigiéndole una divertida mirada a Daruu.
—Yo no trabajo en esa pastelería, así que el honor debería ser todo vuestro —nuevo jaque del médico—. Además, yo ya tengo bastante con mi trabajo en el hospital. Lo último que voy a hacer es ponerme a trabajar en una pastelería en mi escaso tiempo libre.
»Quizás podríamos sugerirlo como una misión de promoción del local para el equipo Kōri cuando...
Las palabras murieron en los labios de Zetsuo. Como si le hubiesen cortado de repente la lengua, el médico cerró la boca, volvió a su postura inicial y volvió a concentrarse en su plato, sumido en un nuevo y denso silencio.
—Yo podría vestirme de bollito en algún día libre, cuando presentes un nuevo producto. ¡Y Zetsuo de café! —reclamó Daruu, devolviendo la pelota con un remate magistral. La sonrisa se congeló en los labios del médico, que le dirigió al muchacho una peligrosa mirada—. Le pega, ¿no crees, mamá? Él mismo declaró que le encantaba el café largo que preparas en uno de nuestros entrenamientos. Ya que él ha sugerido la idea, debería hacer los honores. ¡Yo creo que lo está deseando!
—¡Ay, no sabes la ilusión que me hace, Zetsuo! —la felicidad de Kiroe se desbordaba por cada poro de su piel, casi podía sentirse como el pitido de una tetera cuando se calentaba demasiado—. Ya sabía yo que te guardabas un lado infantil, cabrón...
«Buen intento... mocoso.»
Pero Zetsuo adelantó el cuerpo, apoyó el codo sobre la mesa y la mejilla sobre la mano, dirigiéndole una divertida mirada a Daruu.
—Yo no trabajo en esa pastelería, así que el honor debería ser todo vuestro —nuevo jaque del médico—. Además, yo ya tengo bastante con mi trabajo en el hospital. Lo último que voy a hacer es ponerme a trabajar en una pastelería en mi escaso tiempo libre.
»Quizás podríamos sugerirlo como una misión de promoción del local para el equipo Kōri cuando...
Las palabras murieron en los labios de Zetsuo. Como si le hubiesen cortado de repente la lengua, el médico cerró la boca, volvió a su postura inicial y volvió a concentrarse en su plato, sumido en un nuevo y denso silencio.