6/12/2018, 12:16
—Mi madre va a tardar una eternidad en perdonarNOS —puntualizó Daruu, encogiéndose de hombros con una sonrisa nerviosa—. Pero ¿sabes qué? Creo que sólo quería protegernos. Por lo poco que he visto de Yui... no es la persona más razonable del mundo —añadió, volviéndose para observar la calma y oscura silueta de Los Herreros.
—Ya sé que intentaba protegernos, joder —Zetsuo sacudió la cabeza—. Pero nosotros ya somos mayorcitos para saber lo que debemos hacer.
—Sin embargo tú... —habló Kori, imperturbable y directo como una saeta—. Tú eres su hijo y ni siquiera alcanzas la mayoría de edad. Deberías haber vuelto con ella.
Zetsuo asintió.
—Es más, por mucho que me joda admitirlo, Kiroe tiene razón. Y tú también. Yui-dono no es conocida por su paciencia, siempre actúa con mano de hierro y temo al preguntarme cuántas más va a tolerar con Ayame. Es más que probable que se nos acabe colocando como traidores a la aldea en el Libro Bingo por no haber avisado antes y haber actuado por nuestra cuenta yéndonos de Amegakure así como así. De hecho... temo que cuando Kiroe dé el aviso empiece la cacería, así que debemos movernos con rapidez, y sin el olfato de Kuro-chan e Inurun lo tenemos aún más difícil.
—No me siento muy seguro tan cerca de Uzushiogakure. Ese pueblo no parece muy grande. En una ciudad pasaríamos desapercibidos, pero ahí... si nos topamos con una de esas ratas, quizás nos reconocería. Sería más prudente acampar en el bosque, o incluso continuar en ave hasta la capital...
El médico volvió la cabeza hacia Daruu incrédulo.
—Estamos en pleno invierno, ¿acaso estás loco? Tendríamos que encontrar un buen refugio donde resguardarnos del frío y no morir congelados, encender una hoguera y conseguir algo de comida pues no tenemos víveres.
—Y Yamiria queda a medio día volando —intervino Kori.
—¿Podríais soportar un viaje así?
—Ya sé que intentaba protegernos, joder —Zetsuo sacudió la cabeza—. Pero nosotros ya somos mayorcitos para saber lo que debemos hacer.
—Sin embargo tú... —habló Kori, imperturbable y directo como una saeta—. Tú eres su hijo y ni siquiera alcanzas la mayoría de edad. Deberías haber vuelto con ella.
Zetsuo asintió.
—Es más, por mucho que me joda admitirlo, Kiroe tiene razón. Y tú también. Yui-dono no es conocida por su paciencia, siempre actúa con mano de hierro y temo al preguntarme cuántas más va a tolerar con Ayame. Es más que probable que se nos acabe colocando como traidores a la aldea en el Libro Bingo por no haber avisado antes y haber actuado por nuestra cuenta yéndonos de Amegakure así como así. De hecho... temo que cuando Kiroe dé el aviso empiece la cacería, así que debemos movernos con rapidez, y sin el olfato de Kuro-chan e Inurun lo tenemos aún más difícil.
—No me siento muy seguro tan cerca de Uzushiogakure. Ese pueblo no parece muy grande. En una ciudad pasaríamos desapercibidos, pero ahí... si nos topamos con una de esas ratas, quizás nos reconocería. Sería más prudente acampar en el bosque, o incluso continuar en ave hasta la capital...
El médico volvió la cabeza hacia Daruu incrédulo.
—Estamos en pleno invierno, ¿acaso estás loco? Tendríamos que encontrar un buen refugio donde resguardarnos del frío y no morir congelados, encender una hoguera y conseguir algo de comida pues no tenemos víveres.
—Y Yamiria queda a medio día volando —intervino Kori.
—¿Podríais soportar un viaje así?