8/12/2018, 04:12
Kaido actuaba como un estanque de agua. Sereno. Calmo. Sabía que la pelota no estaba en su campo, y que con la suficiente pericia a la hora de contar qué o cuál cosa, iba a salir bien regateando de la situación como todo un vencedor. Además, estaba haciendo lo que debía: poniendo sobre la mesa uno de los peligros que acechaban la cola del dragón. ¿Qué más querían de él para probar su compromiso?
—Por una prostituta de Taikarune a la que Katame tenía en muy buena estima. El muy imbécil se ponía bastante blandito después de que le chupaban la polla, y por lo visto le daba por conversar plácidamente durante el pitillo del después —contó, aún recostado de su asiento—. cantaba como un gallo al alba. Sin filtro ni tapujos. Parecía bastante orgulloso de su hazaña en aquel cañón, una lástima que todo haya sido una farsa.
—Por una prostituta de Taikarune a la que Katame tenía en muy buena estima. El muy imbécil se ponía bastante blandito después de que le chupaban la polla, y por lo visto le daba por conversar plácidamente durante el pitillo del después —contó, aún recostado de su asiento—. cantaba como un gallo al alba. Sin filtro ni tapujos. Parecía bastante orgulloso de su hazaña en aquel cañón, una lástima que todo haya sido una farsa.