9/12/2018, 20:40
Pero no. Esta vez, Katsudon se mantuvo en silencio. Cualquiera que supiera lo mínimo de leer el rostro de una persona, no obstante, sabría que si no decía nada era, sencillamente, porque se había quedado sin palabras. El hombretón, con todo lo grande que era él, parecía haber encogido medio palmo. Con los labios fruncidos, prefería esperar a conocer la historia completa. Si hubiera tenido que contestar a si se creía lo que Datsue estaba contando, evidentemente habría dicho que no. Pero es que, dadas las circunstancias, y la gravedad de las palabras, hasta al mismo Datsue preferiría refugiarse en que no se trataba más que de otra de las pesadillas de Shukaku.
Pero no. Era bien real.
—Y... —dijo Hanabi, acariciándose el mentón. La mano le temblaba—. ¿Todo esto dices que lo dijo él mismo, el Gobi? Dime, ¿dijo algo más? Se supone que consiguió poseer a la amejin porque le revirtieron el sello. ¿Quién le revirtió el sello? Datsue, tú sabes bastante de fuuinjutsu, ¿es posible revertir un sellado?
Pero no. Era bien real.
—Y... —dijo Hanabi, acariciándose el mentón. La mano le temblaba—. ¿Todo esto dices que lo dijo él mismo, el Gobi? Dime, ¿dijo algo más? Se supone que consiguió poseer a la amejin porque le revirtieron el sello. ¿Quién le revirtió el sello? Datsue, tú sabes bastante de fuuinjutsu, ¿es posible revertir un sellado?