9/12/2018, 22:01
Aunque reticente, Zetsuo había aceptado la idea de Daruu, entendiendo que no había más remedio. Daruu suspiró, aliviado, y asintió quedamente a las órdenes del patriarca de los Aotsuki.
—Bueno, entonces, será mejor que nos retiremos al camarote para descansar. Quiero estar al máximo de mis energías para cuando lleguemos a puerto mañana. —No habia manera que ninguno de sus dos compañeros de viaje estuvieran en desacuerdo con aquella afirmación, de modo que cada uno se recluyó en el camarote correspondiente. Zetsuo, a solas. Y Daruu, con Kori.
No intercambiaron muchas palabras. Aunque todavía quedaba un rato para el anochecer, y salieron varias veces del camarote para pasear por el barco —cada uno por su parte—, lo cierto es que todos estaban cansados y necesitaban relajarse. Hablar más del tema sólo les pondría más nervioso.
Daruu salió a la cubierta cuando el barco ya había zarpado: unos minutos después. Observó la costa de Oonindo alejándose cada vez más, y se preguntó si podría volver a casa con Ayame. Deseó que así fuera.
La noche cayó sobre ellos más pronto de lo que habrían imaginado. Y todos se metieron en sus catres, dispuestos a disfrutar de la única noche de sueño reparador que habían tenido en mucho, mucho tiempo...
Acababa de salir el sol. Los pocos rayos de luz que se filtraban a través de los nubarrones del cielo marino incordiaron a Aotsuki Zetsuo y le hicieron despertar.
—¡Hey, dormilón! Buenos días... jijiji.
Como una pesadilla que volvía para perseguirle, Amedama Kiroe descansaba tumbada en la otra cama libre del camarote del águila. No parecía que hubiera venido a pararles los pies, no obstante. O eso, o había venido a pararles los pies EN PIJAMA.
»Os he traído el desayuno. ¿Qué, qué miras con esa cara? ¿Creíais que os íbais a librar de mi tan fácilmente? —Se incorporó. Sentada, se cruzó de brazos y suspiró. Se puso seria—. Mira, Zetsuo... lo siento. Me puse nerviosa. He estado pensando y... no puedo dejaros ir sólos. Ya nos las apañaremos con la vieja chiflada.
—Bueno, entonces, será mejor que nos retiremos al camarote para descansar. Quiero estar al máximo de mis energías para cuando lleguemos a puerto mañana. —No habia manera que ninguno de sus dos compañeros de viaje estuvieran en desacuerdo con aquella afirmación, de modo que cada uno se recluyó en el camarote correspondiente. Zetsuo, a solas. Y Daruu, con Kori.
No intercambiaron muchas palabras. Aunque todavía quedaba un rato para el anochecer, y salieron varias veces del camarote para pasear por el barco —cada uno por su parte—, lo cierto es que todos estaban cansados y necesitaban relajarse. Hablar más del tema sólo les pondría más nervioso.
Daruu salió a la cubierta cuando el barco ya había zarpado: unos minutos después. Observó la costa de Oonindo alejándose cada vez más, y se preguntó si podría volver a casa con Ayame. Deseó que así fuera.
La noche cayó sobre ellos más pronto de lo que habrían imaginado. Y todos se metieron en sus catres, dispuestos a disfrutar de la única noche de sueño reparador que habían tenido en mucho, mucho tiempo...
· · ·
¡FSUM!
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Acababa de salir el sol. Los pocos rayos de luz que se filtraban a través de los nubarrones del cielo marino incordiaron a Aotsuki Zetsuo y le hicieron despertar.
—¡Hey, dormilón! Buenos días... jijiji.
Como una pesadilla que volvía para perseguirle, Amedama Kiroe descansaba tumbada en la otra cama libre del camarote del águila. No parecía que hubiera venido a pararles los pies, no obstante. O eso, o había venido a pararles los pies EN PIJAMA.
»Os he traído el desayuno. ¿Qué, qué miras con esa cara? ¿Creíais que os íbais a librar de mi tan fácilmente? —Se incorporó. Sentada, se cruzó de brazos y suspiró. Se puso seria—. Mira, Zetsuo... lo siento. Me puse nerviosa. He estado pensando y... no puedo dejaros ir sólos. Ya nos las apañaremos con la vieja chiflada.
![[Imagen: K02XwLh.png]](https://i.imgur.com/K02XwLh.png)