12/12/2018, 00:12
El kuseño comió hasta saciarse, incluso un poco más por culpa de la sabrosa comida, pero eso no lo detuvo para acompañar alegremente la música de aquel lugar con sus bailes improvisados. Saltaba en el lugar, daba giros y más de una vez se cayó en el suelo del restaurante percatándose de que estaba húmedo y pegajoso, sin embargo, eso no le quitaba la alegría que contagiaba la música.
Ya fatigado, volvió a su taburete y se tiró hacia atrás como si desfalleciera. Dio un suspiro intentando recuperar el aire perdido en la danza alocada. Todavía conservando una sonrisa en la boca se giró hacia la barra y se sirvió más agua de la jarra, la bebió con apuro y se seco la boca con la manga de su prenda. Dio otro suspiro, pero esta vez un poco más calmo, se percató de que estaba sudado y subió sus manos para quitarselo de la cara y luego utilizó las palmas para hacerse un poco de viento. Cuando aquella voz llamó su atención.
—¡Espero que la estén pasando bien, amigos! Mañana comenzaran las competencias de cacería para los visitantes, por lo que es su oportunidad de vivir la verdadera experiencia de estar en Kemonomura
*¿Cacería? Bueno era verdad, desde el primer momento aquella ciudad le había parecido bastante particular a Geki. El Senju no estaba a favor de la caza, pero últimamente había comprendido algunos conceptos de la misma. A veces era necesario acabar con plagas que pusieran en peligro cultivos o hasta vidas humanas. Y entendía que mientras se usara su carne o pieles en totalidad no era del todo en vano,
—. ¡Vamos, ¿quienes quieren inscribirse y estar en el equipo de El cubil de ardillas?!
Geki soltó un último suspiro, pero este era un poco más de desaliento, quería participar pero en nada que obligara a traicionarse a sí mismo. Así que comenzó a caminar hasta el hombre que sostenía los formularios en la mano hasta que estuvo a su lado.
—Señor disculpe. Entonó de forma amable —Precisamente, ¿Qué se caza?
Ya fatigado, volvió a su taburete y se tiró hacia atrás como si desfalleciera. Dio un suspiro intentando recuperar el aire perdido en la danza alocada. Todavía conservando una sonrisa en la boca se giró hacia la barra y se sirvió más agua de la jarra, la bebió con apuro y se seco la boca con la manga de su prenda. Dio otro suspiro, pero esta vez un poco más calmo, se percató de que estaba sudado y subió sus manos para quitarselo de la cara y luego utilizó las palmas para hacerse un poco de viento. Cuando aquella voz llamó su atención.
—¡Espero que la estén pasando bien, amigos! Mañana comenzaran las competencias de cacería para los visitantes, por lo que es su oportunidad de vivir la verdadera experiencia de estar en Kemonomura
*¿Cacería? Bueno era verdad, desde el primer momento aquella ciudad le había parecido bastante particular a Geki. El Senju no estaba a favor de la caza, pero últimamente había comprendido algunos conceptos de la misma. A veces era necesario acabar con plagas que pusieran en peligro cultivos o hasta vidas humanas. Y entendía que mientras se usara su carne o pieles en totalidad no era del todo en vano,
—. ¡Vamos, ¿quienes quieren inscribirse y estar en el equipo de El cubil de ardillas?!
Geki soltó un último suspiro, pero este era un poco más de desaliento, quería participar pero en nada que obligara a traicionarse a sí mismo. Así que comenzó a caminar hasta el hombre que sostenía los formularios en la mano hasta que estuvo a su lado.
—Señor disculpe. Entonó de forma amable —Precisamente, ¿Qué se caza?