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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#93
El muro se quebró. Kori y Kiroe se agacharon para protegerse del estallido, incapaces de predecir siquiera hacia donde había acabado disparando Ayame. O Kokuo. Sin embargo, Zetsuo se mantuvo impasible. Miró a los ojos a su hija.

Estoy orgulloso de ti, Ayame. —Sonrió. Y juntó las manos. Un semblante duro como el Hierro volvió a aflorar en su rostro—. ¡¡Nehan Shōja no Jutsu!!




¡¡¡¡¡BOOOOOOOOOOOOOM!!!!!



· · ·



Llovía. A mares. Por unas horas, el País del Agua sería dominio de la Tormenta de Amenokami.

Zetsuo se agachó lacónicamente frente a Daruu y rebuscó en su portaobjetos. Le tomó prestadas unas esposas supresoras del chakra, y caminó hasta su hija. O más bien hasta lo que a todas luces era el Gobi. A Zetsuo le bastaba con saber que Ayame seguía ahí.

Le colocó las esposas. Estaba hecho.

Pero no había tiempo que perder. Echándosela al hombro, el águila dejó a la muchacha sobre la plataforma de hielo que había creado Kori, y se acercó a su hijo y a Kiroe para despertarlos con un par de buenos golpes en la mejilla. Suaves, pero firmes.

Uh... ¿qué...?

Está hecho.

El deber era el deber, y un médico nunca abandona a un paciente, sobretodo si estaba tan grave como Daruu. Zetsuo se acercó a él, lo arrastró también hasta la plataforma, y, con toda la tranquilidad, le extrajo las flechas. Sus manos se rodearon de un halo verdoso que aplicó sobre las dos heridas.

Deberíamos considerarnos muy afortunados —dijo—. Lo que ha sucedido hoy aquí ha sido una enorme excepción. Sin duda había muchas probabilidades de que ahora todos nosotros estuviéramos muertos. —Observó a su hija de reojo—. ¿Qué cojones ha pasado para que acabe así? El clon de Amedama balbuceó algo de que no era una pérdida de control cualquiera.

Des... desde luego, no se parece en nada a lo que pasó en el estadio.

Me cago en la puta... Maldito sea el día en el que presté a mi hija al servicio de guardiana. Maldito sea el día...
[Imagen: K02XwLh.png]

No hay marcas de sangre registradas.
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Mensajes en este tema
Tras la estela del lirio - por Amedama Daruu - 19/11/2018, 16:35
RE: Tras la estela del lirio - por Amedama Daruu - 15/12/2018, 20:58


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