16/12/2018, 18:15
—Zetsuo, por favor... sé que esto es una puta mierda, ¿vale? —habló Daruu, con voz rota y suplicante—. Pero por favor, Zetsuo. Intenta sacarle algo más. Como quién revirtió el sello. Algo que nos pueda dar una pista, o algo.
Zetsuo asintió y volvió a alzar la barbilla:
—¿Quién fue, Gobi? ¿Quién revirtió el sello?
—Deje... de llamarme "Gobi", "humano". Tengo un nombre igual que usted —gruñó, pero acto seguido siguió hablando—. Fue mi hermano... Kurama. A través de una humana con la que se ha aliado —pronunció, con profundo desagrado.
—¿Una humana? ¿Eso quiere decir que Kurama no es humano?
—¡No! —exclamó, como si la sola mención fuese un ultraje hacia su existencia—. Kurama es mi hermano, no un vulgar humano como ustedes.
—¿Y quién es esa humana? ¿¡Qué cojones ocurrió, Gobi!?
—¡¡¡Kokuō!!! —volvió a rectificarle, con un ronco bramido—. La humana se llama Kuroyuki. La señorita se encontró con ella en el Valle del Fin y mi hermano la reconoció y la delató. La señorita intentó huir, pero el poder de Kurama fue demasiado para la señorita y la derribó. Y entonces revirtió el sellado y me liberaron.
Tanto Zetsuo como Kōri se habían quedado mudos, ambos imaginando la escena. El médico tembló con violencia al recordar la túnica, harapienta y chamuscada, enganchada en aquella rama después de haber sido arrastrada por el río que descendía desde el Valle del Fin. Las piezas, al fin (y desgraciadamente), comenzaban a encajar.
—Si es verdad que Ayame contactó con Eri en Tanzaku Gai, eso quiere decir que esto ocurrió cuando estaba de regreso hacia Amegakure —expuso, visiblemente afectado.
Zetsuo asintió y volvió a alzar la barbilla:
—¿Quién fue, Gobi? ¿Quién revirtió el sello?
—Deje... de llamarme "Gobi", "humano". Tengo un nombre igual que usted —gruñó, pero acto seguido siguió hablando—. Fue mi hermano... Kurama. A través de una humana con la que se ha aliado —pronunció, con profundo desagrado.
—¿Una humana? ¿Eso quiere decir que Kurama no es humano?
—¡No! —exclamó, como si la sola mención fuese un ultraje hacia su existencia—. Kurama es mi hermano, no un vulgar humano como ustedes.
—¿Y quién es esa humana? ¿¡Qué cojones ocurrió, Gobi!?
—¡¡¡Kokuō!!! —volvió a rectificarle, con un ronco bramido—. La humana se llama Kuroyuki. La señorita se encontró con ella en el Valle del Fin y mi hermano la reconoció y la delató. La señorita intentó huir, pero el poder de Kurama fue demasiado para la señorita y la derribó. Y entonces revirtió el sellado y me liberaron.
Tanto Zetsuo como Kōri se habían quedado mudos, ambos imaginando la escena. El médico tembló con violencia al recordar la túnica, harapienta y chamuscada, enganchada en aquella rama después de haber sido arrastrada por el río que descendía desde el Valle del Fin. Las piezas, al fin (y desgraciadamente), comenzaban a encajar.
—Si es verdad que Ayame contactó con Eri en Tanzaku Gai, eso quiere decir que esto ocurrió cuando estaba de regreso hacia Amegakure —expuso, visiblemente afectado.