7/10/2015, 23:36
El ataque de Daruu golpeó con fuerza en la espalda de la kunoichi, que se medio deshizo en agua pero aún así salió propulsada hacia adelante. El nudo de la bandana tras la nuca de Ayame se deshizo, y la pieza de equipamiento cayó contra el suelo rompiendo el silencio que creaba el ruido de la lluvia.
Ayame gritó, y fue un grito desesperado mientras recuperaba por completo su forma habitual. De espaldas a Daruu se lanzó corriendo a por su bandana apresurándose por tapar su frente e insistiendo una y otra vez en que esperase entre súplicas.
«¿Qué le pasa? ¿Tiene algo en la frente? ¿Una herida quizás?» —se preguntaba Daruu, que había decidido parar el combate ahí mismo.
Quizás sólo por la lluvia Daruu no se dio cuenta de que Ayame estaba llorando. La muchacha se giró de nuevo hacia él y empezó a beber de su cantimplora.
Daruu quiso reconfortarla, se compadeció de ella. Sabía que en cuanto a duelos era alguien tradicional por cómo había comenzado la pelea. Así que se acercó a ella con el brazo en diagonal y con el sello del tigre formulado hacia abajo: el sello de la reconciliación.
—Paremos aquí, ¿de acuerdo? —dijo, sonriéndole.
Ayame gritó, y fue un grito desesperado mientras recuperaba por completo su forma habitual. De espaldas a Daruu se lanzó corriendo a por su bandana apresurándose por tapar su frente e insistiendo una y otra vez en que esperase entre súplicas.
«¿Qué le pasa? ¿Tiene algo en la frente? ¿Una herida quizás?» —se preguntaba Daruu, que había decidido parar el combate ahí mismo.
Quizás sólo por la lluvia Daruu no se dio cuenta de que Ayame estaba llorando. La muchacha se giró de nuevo hacia él y empezó a beber de su cantimplora.
Daruu quiso reconfortarla, se compadeció de ella. Sabía que en cuanto a duelos era alguien tradicional por cómo había comenzado la pelea. Así que se acercó a ella con el brazo en diagonal y con el sello del tigre formulado hacia abajo: el sello de la reconciliación.
—Paremos aquí, ¿de acuerdo? —dijo, sonriéndole.