18/12/2018, 23:41
Daruu miró a Kori y le dedicó una tímida sonrisa. Sí, eran tiempos del miedo. Ya no sólo por Yui, sino por el futuro que auguraba a Ayame. Si el sello había sido manipulado para que el Gobi tomase el control, ¿cuál era la forma de devolverlo al estado habitual? El cambio lo había hecho un bijuu. ¿Había alguien en Oonindo siquiera que fuese capaz de replicar el movimiento a la inversa?
—Bajemos a la pastelería.
Daruu asintió, y abrió la puerta, ofreciendo a Kori salir. Antes de salir él, se mordió la yema del dedo pulgar y dibujó una marca de sangre en la puerta, para reestablecer la que habían utilizado al volver del País del Agua.
Ya abajo, Daruu se agazapó un momento detrás de la barra y activó un interruptor, que encendió las luces del local.
—Lo siento, sensei. No creo que me de tiempo a prepararte unos bollos de vainilla. —Sonrió, cómplice.
—Bajemos a la pastelería.
Daruu asintió, y abrió la puerta, ofreciendo a Kori salir. Antes de salir él, se mordió la yema del dedo pulgar y dibujó una marca de sangre en la puerta, para reestablecer la que habían utilizado al volver del País del Agua.
Ya abajo, Daruu se agazapó un momento detrás de la barra y activó un interruptor, que encendió las luces del local.
—Lo siento, sensei. No creo que me de tiempo a prepararte unos bollos de vainilla. —Sonrió, cómplice.