21/12/2018, 22:50
Al escuchar al chico, Ranko aspiró violentamente de la sorpresa. Si hubiese tenido algo más pequeño en los labios, como un caramelo o paleta, de seguro habría acabado en la garganta de la joven, asfixiándola graciosa y dolorosamente. Pero como la shakuhachi es relativamente grande, lo único que pasó fue que soltó un agudo y extraño chillido. Aunado a ello, dio sin querer un saltito que le hizo perder la concentración, casi cayéndose de la roca. La aspiración le dejó tosiendo por varios segundos.
Cuando dejó de toser, alzó la vista hacia los ojos dorados del chico. Después de verlo por dos segundos, bajó el rostro y tosió de nuevo, esta vez se notaba que era algo fingido.
”Rayosrayosrayosrayos…” pensó, enrojeciéndose lentamente, pero sin pausa. ”¡Bueno, responde! Dile… Hola. Sí, eso. Vamos. ¡Hola! ¡No, pero no aquí! ¡Allá! ¡Que salga de tu boca!”
Ranko tragó saliva. Quiso erguirse, pero una mística fuerza magnética mantuvo su cuerpo encogido contra la roca. Al final, después de dudarlo bastante, alzó una lenta y temblorosa mano derecha con la palma hacia el varón.
—Ho.
”la”. ¡RAYOS! ¡Así no!
Ranko sintió que sudaba a mares, aunque en realidad solo era el calor de sus mejillas. Se quedó quieta. Tal vez podía fingir que en realidad era una piedra. Sí, una estatua de piedra. Que el chico ignorara que había pronunciado una sílaba y siguiera su camino. Su mano seguía alzada, temblando cada vez un poco más.
"Creo que me entendió… ¿No? ¿Qué sigue?"
Cuando dejó de toser, alzó la vista hacia los ojos dorados del chico. Después de verlo por dos segundos, bajó el rostro y tosió de nuevo, esta vez se notaba que era algo fingido.
”Rayosrayosrayosrayos…” pensó, enrojeciéndose lentamente, pero sin pausa. ”¡Bueno, responde! Dile… Hola. Sí, eso. Vamos. ¡Hola! ¡No, pero no aquí! ¡Allá! ¡Que salga de tu boca!”
Ranko tragó saliva. Quiso erguirse, pero una mística fuerza magnética mantuvo su cuerpo encogido contra la roca. Al final, después de dudarlo bastante, alzó una lenta y temblorosa mano derecha con la palma hacia el varón.
—Ho.
”la”. ¡RAYOS! ¡Así no!
Ranko sintió que sudaba a mares, aunque en realidad solo era el calor de sus mejillas. Se quedó quieta. Tal vez podía fingir que en realidad era una piedra. Sí, una estatua de piedra. Que el chico ignorara que había pronunciado una sílaba y siguiera su camino. Su mano seguía alzada, temblando cada vez un poco más.
"Creo que me entendió… ¿No? ¿Qué sigue?"
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