22/12/2018, 00:31
No obstante, lo que vino después fue el silencio. O habría sido el silencio, si Datsue hubiera estado... solo. Así es. No lo estaba. Había alguien más en la casa. Un giro de guión inesperado. Una mancha de tinta más en el diario de su vida.
Lo descubrió porque fue él el que contestó, claro.
—Guau, chico. Pero si todavía no he abierto la boca. —La voz venía del umbral de la puerta de su habitación. Allí, sentada, una figura encapuchada. Vestida totalmente de negro. Aplaudió tímidamente, y luego, señaló el cuadro que decoraba la cima de la cabecera de la cama del Uchiha—. Sí señor, buen cuadro. Un cuadrazo. Me gusta tu estilo. Tienes buen gusto, una vez más me doy cuenta, camarada.
Lo descubrió porque fue él el que contestó, claro.
—Guau, chico. Pero si todavía no he abierto la boca. —La voz venía del umbral de la puerta de su habitación. Allí, sentada, una figura encapuchada. Vestida totalmente de negro. Aplaudió tímidamente, y luego, señaló el cuadro que decoraba la cima de la cabecera de la cama del Uchiha—. Sí señor, buen cuadro. Un cuadrazo. Me gusta tu estilo. Tienes buen gusto, una vez más me doy cuenta, camarada.
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