8/10/2015, 22:48
Pino no se alejaba demasiado de la realidad, la naturaleza humana es competitiva... además de traicionera, malvada, sádica... en fin. Incontables adjetivos, y ninguno bonito. Por poder se le pueden echar flores, pero no harían mas que decorar la auténtica naturaleza humana, la cruel y despiadada humanidad. El seguía en sus trece, quería ser pizzero, propósito poco ambicioso... que se mezclaba con la naturaleza humana y se convertían en un "EL mejor" y terminaba por "del mundo".
Por otro lado, coincidía con el peliblanco en lo de ser kage. Era algo que se les venía grande, o aburrido, o cansado... a saber. Al menos al albino, no se le pasaba siquiera por la cabeza semejante situación. Era algo absurdo.
No tardó en mirar de reojo al albino, y confesar algo que muchos podrían considerar deshonroso. Estaba regido bajo sus propias leyes, y si veía que su superior actuaba de mala manera, no pensaba dar su vida por él o ella. Algo bastante destacable en el frecuente rebaño de ovejas llamadas shinobis. Si señor, éste chico era curioso.
—Te entiendo perfectamente... servir a alguien que no merece tener tu vida entre manos es de ovejas. Creo que aún no soy uno de esos lanosos animales, así que mi decisión sería como la tuya.— Confesó de igual manera, aunque con una chistosa manera de ver el asunto.
En parte, le había sorprendido los ánimos que había tomado el chico con tan poca cosa, para el albino no había sido mas que una charla sin sentido... bueno, no del todo. Había logrado sacarle algunos datos curiosos.
—Seríamos grandes amigos de haber nacido en la misma aldea, realmente me caes bien, Pino.— Mintió de buena manera. —Aunque igual, las distancias no separan por siempre. Algún día me dejarás probar esa pizza que se convertirá en la mejor del mundo, ¿no?—
Por otro lado, coincidía con el peliblanco en lo de ser kage. Era algo que se les venía grande, o aburrido, o cansado... a saber. Al menos al albino, no se le pasaba siquiera por la cabeza semejante situación. Era algo absurdo.
No tardó en mirar de reojo al albino, y confesar algo que muchos podrían considerar deshonroso. Estaba regido bajo sus propias leyes, y si veía que su superior actuaba de mala manera, no pensaba dar su vida por él o ella. Algo bastante destacable en el frecuente rebaño de ovejas llamadas shinobis. Si señor, éste chico era curioso.
—Te entiendo perfectamente... servir a alguien que no merece tener tu vida entre manos es de ovejas. Creo que aún no soy uno de esos lanosos animales, así que mi decisión sería como la tuya.— Confesó de igual manera, aunque con una chistosa manera de ver el asunto.
En parte, le había sorprendido los ánimos que había tomado el chico con tan poca cosa, para el albino no había sido mas que una charla sin sentido... bueno, no del todo. Había logrado sacarle algunos datos curiosos.
—Seríamos grandes amigos de haber nacido en la misma aldea, realmente me caes bien, Pino.— Mintió de buena manera. —Aunque igual, las distancias no separan por siempre. Algún día me dejarás probar esa pizza que se convertirá en la mejor del mundo, ¿no?—