30/12/2018, 23:55
El hombre alzó sus manos en arco, con benevolencia. Ganarse el odio de otros y causar penas a sus prójimos sí que valía la pena. Sólo que Riko ni nadie iba a poder entenderlo nunca pues el dolor, su dolor, era suyo y de nadie más.
—La tiene, pero no espero que lo entienda, joven Riko. Ahora, si me permite ... ese muchacho azulado de ahí está tocando a mi próximo transplante. No intervengas, si quieres asegurarte un año más de vida, hasta que claro, te necesite a ti.
Kaguya Jinmaro salió despedido en línea recta, entonces, hacia Kaido. Un hueso había emergido desde la palma de sus manos, dispuesto a apuñalarle.
Y él, el tiburón, ni se enteraba.
—La tiene, pero no espero que lo entienda, joven Riko. Ahora, si me permite ... ese muchacho azulado de ahí está tocando a mi próximo transplante. No intervengas, si quieres asegurarte un año más de vida, hasta que claro, te necesite a ti.
Kaguya Jinmaro salió despedido en línea recta, entonces, hacia Kaido. Un hueso había emergido desde la palma de sus manos, dispuesto a apuñalarle.
Y él, el tiburón, ni se enteraba.