5/01/2019, 00:47
Y efectivamente pronto llegó Zetsuo, reiterando la versión que Kiroe ya les había contado. No fue de extrañar entonces que ninguno de los dos ninjas que ya estaban en la cafetería antes emitiera juicio alguno, aunque de todas formas El Hielo, probablemente, tampoco fuese a pronunciar palabra alguna la primera vez.
El viejo águila se derrumbó en una silla y todos, taciturnos, se concentraron en sus mundos interiores. Unos mundos en los que ahora llovía mucho más que allá afuera, en la calle.
—Pero no le harán daño, ¿verdad? —preguntó Daruu al cabo de unos segundos.
—No, no lo creo. Yui quiere devolver a Ayame de vuelta, simplemente quiere hacer las cosas... a su manera.
Daruu suspiró y volvió a agachar la cabeza. Al cabo de unos minutos, se levantó y se palmeó las piernas, calentándose.
—Bueno, no tiene sentido que nos quedemos aquí. Estoy cansado, y seguro que a ninguno nos apetece hablar más de esta puta mierda de todo —se desahogó—. Me voy a casa a ducharme y a dormir. Kori-sensei, contacta conmigo si tienes trabajo que hacer. —Se detuvo, triste. No sería lo mismo sin Ayame. Serían el Equipo Soso. No habría alegría. Sólo silencios incómodos y maldiciones malhumoradas. Suspiró—. Bueno, hasta mañana.
Se acercó a la puerta frente a las escaleras, y cruzó el umbral.
El viejo águila se derrumbó en una silla y todos, taciturnos, se concentraron en sus mundos interiores. Unos mundos en los que ahora llovía mucho más que allá afuera, en la calle.
—Pero no le harán daño, ¿verdad? —preguntó Daruu al cabo de unos segundos.
—No, no lo creo. Yui quiere devolver a Ayame de vuelta, simplemente quiere hacer las cosas... a su manera.
Daruu suspiró y volvió a agachar la cabeza. Al cabo de unos minutos, se levantó y se palmeó las piernas, calentándose.
—Bueno, no tiene sentido que nos quedemos aquí. Estoy cansado, y seguro que a ninguno nos apetece hablar más de esta puta mierda de todo —se desahogó—. Me voy a casa a ducharme y a dormir. Kori-sensei, contacta conmigo si tienes trabajo que hacer. —Se detuvo, triste. No sería lo mismo sin Ayame. Serían el Equipo Soso. No habría alegría. Sólo silencios incómodos y maldiciones malhumoradas. Suspiró—. Bueno, hasta mañana.
Se acercó a la puerta frente a las escaleras, y cruzó el umbral.