5/01/2019, 02:25
No obstante Datsue no tardaría en comprobar que su idea no se contaría entre las más brillantes que había tenido en su vida. No había cruzado ni tres calles cuando se hizo patente que algo había pasado, o que estaba pasando. Había una atmósfera de inquietud importante. La gente se asomaba a la ventana con curiosidad. Ninjas de Uzu, encapuchados, corrían de aquí para allá ordenando a la gente que se quedase en sus casas y otros, sin embargo, se acercaban a toda velocidad al centro de la Villa.
Fue allí, en la cuarta calle recorrida, cuando un ANBU detuvo a Datsue —a Eri— y le reconoció —reconoció a Eri:
—¡Uzumaki Eri! ¿¡Pero qué estás haciendo!? ¡Rápido, con Uzukage-sama! ¡Ha habido un atentado!
Fue allí, en la cuarta calle recorrida, cuando un ANBU detuvo a Datsue —a Eri— y le reconoció —reconoció a Eri:
—¡Uzumaki Eri! ¿¡Pero qué estás haciendo!? ¡Rápido, con Uzukage-sama! ¡Ha habido un atentado!
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