5/01/2019, 18:12
¿Era aquel el mejor movimiento? ¿Tendría él el tiempo de siquiera pensar en rodear a Jinmaro? Riko dio dos vueltas. Sólo dos, antes que de que el shuriken cediera. Después de todo, ¿qué tanto iba a aguantar un arma en forma de estrella con sólo una de sus puntas clavada en el suelo? ¿que además, era tierra blanda? Y si los hilos seguían siendo el problema, al igual que el agua que ahora trataba de ahogarle, Jinmaro iba a encontrarle la solución a ambos. Su cuerpo de pronto vibró y un escalofrío les recorrió cuando una naciente marea de huesos emergió desde varios puntos de su cuerpo, que atravesaron a Kaido y rozaron a Riko en el brazo y la pierna derecha.
Entonces giró, giró y giró, enviándolos a los dos a un par de metros hacia atrás. Ambos cayeron al suelo, adoloridos, e incapaces de levantarse.
Jinmaro sonrió.
—Qué gran esfuerzo. Lo admiro. Admiro ese instinto de supervivencia de los descarriados como nosotros, que debemos sobreponernos a adversidades que otros no deben padecer. Una lástima que seáis perseverantes para el objetivo de simples mascotas, y no de aquellos que, como yo, estamos un escalón más arriba en la escala primitiva de Oonindo —movió su brazo derecho, aún rodeado de aquel torbellino inmenso de huesos y dio un simple paso adelante—. lo mejor que puedo hacer es daros una muerte rápida. Indolora. No tengo más tiempo que perder, debo seguir con mis planes. Muere.
Shunshin. Su cuerpo voló. Desapareció. Y se formó poco después adelante de Riko, a escasos centímetros de que su taladro le perforara hasta hacerle desaparecer de la faz de su tierra. Pero entonces...
El taladro no atravesó a Riko. Sino a Yaban.
Gotas de sangre salpicaron al amejin y al uzujin, que observaron impactados el agujero que ahora había en el pecho del Inuzuka.
Ikari gritó, furiosa. Y perdió finalmente el control.
—¡¡¡¡Nooooooooooooooooooo!!!!
Entonces giró, giró y giró, enviándolos a los dos a un par de metros hacia atrás. Ambos cayeron al suelo, adoloridos, e incapaces de levantarse.
Jinmaro sonrió.
—Qué gran esfuerzo. Lo admiro. Admiro ese instinto de supervivencia de los descarriados como nosotros, que debemos sobreponernos a adversidades que otros no deben padecer. Una lástima que seáis perseverantes para el objetivo de simples mascotas, y no de aquellos que, como yo, estamos un escalón más arriba en la escala primitiva de Oonindo —movió su brazo derecho, aún rodeado de aquel torbellino inmenso de huesos y dio un simple paso adelante—. lo mejor que puedo hacer es daros una muerte rápida. Indolora. No tengo más tiempo que perder, debo seguir con mis planes. Muere.
Shunshin. Su cuerpo voló. Desapareció. Y se formó poco después adelante de Riko, a escasos centímetros de que su taladro le perforara hasta hacerle desaparecer de la faz de su tierra. Pero entonces...
El taladro no atravesó a Riko. Sino a Yaban.
Gotas de sangre salpicaron al amejin y al uzujin, que observaron impactados el agujero que ahora había en el pecho del Inuzuka.
Ikari gritó, furiosa. Y perdió finalmente el control.
—¡¡¡¡Nooooooooooooooooooo!!!!