5/01/2019, 18:30
Y, como era lógico, su estrategia no funcionó, el shuriken cedió más pronto de lo que había previsto y rápidamente, del cuerpo de Jinmaro surgieron unos huesos que rozaron al uzujin en el brazo y la pierna, provocándole unas heridas que comenzaron a sangrar y que le hicieron tener que aguantar un grito de dolor.
Sin apenas darles tiempo, el hombre comenzó a girar, haciendo que tanto Riko como Kaido retrocedieran si querían evitar mayores heridas, y así lo hizo el Kaguya menor, alejándose de Jinmaro y de sus cuchillas óseas.
—Qué gran esfuerzo. Lo admiro. Admiro ese instinto de supervivencia de los descarriados como nosotros, que debemos sobreponernos a adversidades que otros no deben padecer. Una lástima que seáis perseverantes para el objetivo de simples mascotas, y no de aquellos que, como yo, estamos un escalón más arriba en la escala primitiva de Oonindo. lo mejor que puedo hacer es daros una muerte rápida. Indolora. No tengo más tiempo que perder, debo seguir con mis planes. Muere.
Y en apenas un parpadeo el hombre apareció a escasos centímetros del pelinegro, con el taladro de su brazo en ristre y dispuesto a atravesar a un Riko que apenas tenía la destreza suficiente para apartarse, pero para su sorpresa, el golpe nunca llegó, pero notó como unas gotas de un líquido cálido le salpicaron en el rostro, y de repente todo se inundó de un olor a hierro que conocía muy bien.
Yaban se había sacrificado para salvar al uzujin, que ahora mismo estaba en shock mirando el agujero que tenía en hombretón en el pecho, sin poder mover un músculo, respirando con cierta dificultad y finalmente cayó de rodillas.
El grito de Ikari le sonó muy lejano, como si estuviera a kilómetros de distancia, todos sus sentidos estaban centrados en el cuerpo inerte de Yaban.
Sin apenas darles tiempo, el hombre comenzó a girar, haciendo que tanto Riko como Kaido retrocedieran si querían evitar mayores heridas, y así lo hizo el Kaguya menor, alejándose de Jinmaro y de sus cuchillas óseas.
—Qué gran esfuerzo. Lo admiro. Admiro ese instinto de supervivencia de los descarriados como nosotros, que debemos sobreponernos a adversidades que otros no deben padecer. Una lástima que seáis perseverantes para el objetivo de simples mascotas, y no de aquellos que, como yo, estamos un escalón más arriba en la escala primitiva de Oonindo. lo mejor que puedo hacer es daros una muerte rápida. Indolora. No tengo más tiempo que perder, debo seguir con mis planes. Muere.
Y en apenas un parpadeo el hombre apareció a escasos centímetros del pelinegro, con el taladro de su brazo en ristre y dispuesto a atravesar a un Riko que apenas tenía la destreza suficiente para apartarse, pero para su sorpresa, el golpe nunca llegó, pero notó como unas gotas de un líquido cálido le salpicaron en el rostro, y de repente todo se inundó de un olor a hierro que conocía muy bien.
Yaban se había sacrificado para salvar al uzujin, que ahora mismo estaba en shock mirando el agujero que tenía en hombretón en el pecho, sin poder mover un músculo, respirando con cierta dificultad y finalmente cayó de rodillas.
El grito de Ikari le sonó muy lejano, como si estuviera a kilómetros de distancia, todos sus sentidos estaban centrados en el cuerpo inerte de Yaban.
~ Narro ~ Hablo ~ «Pienso»