5/01/2019, 18:41
«¡Mierda!» Distracción a la basura. El genin había lanzado un kunai a su clon, este había desaparecido en una nube de humo, y el resultado había sido más que decepcionante. Ni voz de alarma, ni dispersión de tropas para buscarlo por la calle. Ni una sola puta abertura para colarse.
«Y es que son diez putos ANBU, joder. Aunque consiga distraer a unos pocos, siempre se va a quedar alguno. Ir todos a por un mismo señuelo es de kusajin». Entonces, ¿qué? ¿Bordeaba la playa y salía de la Villa a nado? Era una locura, más ahora en invierno. Se moriría de una hipotermia y adiós fuga. Adiós venganza. Muerte estúpida donde las haya.
Si pudiese invocar aves como Daruu, o teletransportarse como su Hermano… «¡Aaaagh! ¡Puta basura!» Apostaba a que las puertas estarían igual de vigiladas. Y buena suerte inventando cualquier excusa para que le dejasen salir. Estaba imposible.
—... Tú tienes que estar a lo que tienes que estar, que es vigilar los tejados.. tejados… tejados —sonó, como un eco, aquella palabra en la mente del Uchiha.
«¡Puta!» Sus manos se entrelazaron como dos amantes fogosos en el Sello del Tigre, y su silueta oscura desapareció gracias al Meisaigakure no Jutsu. El genin alzó la mirada hasta su jodida posición. ¿Le habría visto?
Fuego, humo, vítores. Gente aplaudiendo el regreso de su héroe. Gente aplaudiendo la muerte de…
—¿Hermano…? —preguntó con voz entrecortada.
Se deshizo del abrazo de Katsudon. Fuego, ira, rabia… Incluso el propio Shukaku. Todos ellos eclipsados por un sentimiento más profundo y desgarrador: una tristeza tan grande que le daban ganas de morir.
Cayó de rodillas frente a su Uzukage; sus manos, buscando abrazar el cuerpo chamuscado que Hanabi sostenía en brazos. ¡Aquel chico inerte había hecho tantas cosas! ¡El mejor ninja de su generación! ¡Campeón del Torneo de los Dojos! ¡Siempre un paso por delante que el resto! Cuando Datsue le miraba, veía en él a alguien incapaz de batir. A alguien incapaz de hacerle caer. Y ahora tan solo era...
Ahora tan solo era...
—¿Por qué me haces esto, Hermano? —balbuceó con voz rota, enterrando el rostro en su cuerpo—. Teníamos tantas cosas por hacer... Tantos sueños por cumplir... ¿¡Por qué... tuviste que morirte!?
No pudo seguir. Datsue se deshizo, por así decirlo, en un incontrolable llanto que sacudió su cuerpo de manera violenta. Porque, no había sido hasta aquel preciso momento, cuando verdaderamente había asumido…
… que Uchiha Akame estaba muerto. Y ninguna venganza iba a consolarle nunca.
Dicen que los Kage Bunshin están conectados a su original por un enlace microscópico de chakra, y que, de alguna forma, son capaces de sentir el dolor que sufra el original. Datsue nunca sabría si aquello estaba relacionado, pero, lo que sí supo, es que, en aquel preciso instante…
… sintió su alma triste y oscura.
«Y es que son diez putos ANBU, joder. Aunque consiga distraer a unos pocos, siempre se va a quedar alguno. Ir todos a por un mismo señuelo es de kusajin». Entonces, ¿qué? ¿Bordeaba la playa y salía de la Villa a nado? Era una locura, más ahora en invierno. Se moriría de una hipotermia y adiós fuga. Adiós venganza. Muerte estúpida donde las haya.
Si pudiese invocar aves como Daruu, o teletransportarse como su Hermano… «¡Aaaagh! ¡Puta basura!» Apostaba a que las puertas estarían igual de vigiladas. Y buena suerte inventando cualquier excusa para que le dejasen salir. Estaba imposible.
—... Tú tienes que estar a lo que tienes que estar, que es vigilar los tejados.. tejados… tejados —sonó, como un eco, aquella palabra en la mente del Uchiha.
«¡Puta!» Sus manos se entrelazaron como dos amantes fogosos en el Sello del Tigre, y su silueta oscura desapareció gracias al Meisaigakure no Jutsu. El genin alzó la mirada hasta su jodida posición. ¿Le habría visto?
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Fuego, humo, vítores. Gente aplaudiendo el regreso de su héroe. Gente aplaudiendo la muerte de…
—¿Hermano…? —preguntó con voz entrecortada.
Se deshizo del abrazo de Katsudon. Fuego, ira, rabia… Incluso el propio Shukaku. Todos ellos eclipsados por un sentimiento más profundo y desgarrador: una tristeza tan grande que le daban ganas de morir.
Cayó de rodillas frente a su Uzukage; sus manos, buscando abrazar el cuerpo chamuscado que Hanabi sostenía en brazos. ¡Aquel chico inerte había hecho tantas cosas! ¡El mejor ninja de su generación! ¡Campeón del Torneo de los Dojos! ¡Siempre un paso por delante que el resto! Cuando Datsue le miraba, veía en él a alguien incapaz de batir. A alguien incapaz de hacerle caer. Y ahora tan solo era...
Ahora tan solo era...
—¿Por qué me haces esto, Hermano? —balbuceó con voz rota, enterrando el rostro en su cuerpo—. Teníamos tantas cosas por hacer... Tantos sueños por cumplir... ¿¡Por qué... tuviste que morirte!?
No pudo seguir. Datsue se deshizo, por así decirlo, en un incontrolable llanto que sacudió su cuerpo de manera violenta. Porque, no había sido hasta aquel preciso momento, cuando verdaderamente había asumido…
… que Uchiha Akame estaba muerto. Y ninguna venganza iba a consolarle nunca.
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Dicen que los Kage Bunshin están conectados a su original por un enlace microscópico de chakra, y que, de alguna forma, son capaces de sentir el dolor que sufra el original. Datsue nunca sabría si aquello estaba relacionado, pero, lo que sí supo, es que, en aquel preciso instante…
… sintió su alma triste y oscura.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado