6/01/2019, 00:10
Lo que Datsue viviría a continuación no abandonaría su memoria en mucho, mucho tiempo. Quizás incluso soñase alguna pesadilla al respecto, sin ayuda, siquiera, de los poderes malignos de Shukaku. Las pupilas del animal se hicieron tan pequeñas que casi no se veían, su rostro, desfigurado en una mueca de ira infinita, se le clavó en lo más profundo del inconsciente. Shukaku era el Coco, el Hombre del Saco, eso que un niño jamás desearía encontrar debajo de su cama. El cuerpo del tanuki dio un brinco hacia adelante con violencia. Los aros temblaron en el sitio. Otro golpe, y otro golpe, y otro golpe.
—¡¡WWWWWWWAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAARHHHHHHHHHHHGGGGGGGGGGG!!
Los anillos de los brazos y de la cola cedieron, y cayeron al suelo con un gran estruendo, levantando una gran ola. Shukaku quedó sujeto sólo por los aros de las piernas. La bestia abrió la boca, y una esfera de dimensiones gigantescas comenzó a formarse frente a ella.
Pero los anillos volvieron a aparecer, y volvieron a atarla, y la bijuudama se desvaneció tan rápido como había venido.
—¡JIA JIA JIA JIA JIA! ¡PUTOS UZUMAKI! ¡TIENES SUERTE HIJO DEL DESIERTO, SI NO HUBIERA SIDO UN SELLO UZUMAKI ESTARÍAS MUERTÍSIMO, HIJOPUTA!
»Oh, vamos, ¡no me mires así! ¿Te he dado un pequeño susto? Eso es por creerte mejor que yo. Sí, él también pondría esa cara. Ese hijoputa de Kurama. Si quisieses llevarte bien conmigo, el GRAN Shukaku, te haría una oferta. Para eso te estaba hablando. Pero si no, pues que te peten, cabrón de mierda. Que te peten y ya te apañarás cuando el cabrón que le petó la cabeza al bastardo de Goro venga a joderte la vida. Entonces cuando me liberen como a Kokuo me tiraré por un puto puente y partiré el cráneo de tu jodidamente frágil cuerpo de humanito de mierda. ¡PAYASO! ¡Harías bien en aceptar mi benevolencia!
»¡Acabo de reconocerte como Hijo del Desierto, capullo! ¡Ese puto zorro se cree mejor que todos nosotros! ¿¡Acaso quieres que llegue y haga las pesadillas que te muestro realidad!?
—¡¡WWWWWWWAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAARHHHHHHHHHHHGGGGGGGGGGG!!
¡THUD!
¡THUM!
¡BAHM!
¡¡¡ZSASUMM!! ¡¡TRACA!! ¡¡PTOPOMMMMMMM!!
¡THUM!
¡BAHM!
¡¡¡ZSASUMM!! ¡¡TRACA!! ¡¡PTOPOMMMMMMM!!
Los anillos de los brazos y de la cola cedieron, y cayeron al suelo con un gran estruendo, levantando una gran ola. Shukaku quedó sujeto sólo por los aros de las piernas. La bestia abrió la boca, y una esfera de dimensiones gigantescas comenzó a formarse frente a ella.
Pero los anillos volvieron a aparecer, y volvieron a atarla, y la bijuudama se desvaneció tan rápido como había venido.
—¡JIA JIA JIA JIA JIA! ¡PUTOS UZUMAKI! ¡TIENES SUERTE HIJO DEL DESIERTO, SI NO HUBIERA SIDO UN SELLO UZUMAKI ESTARÍAS MUERTÍSIMO, HIJOPUTA!
»Oh, vamos, ¡no me mires así! ¿Te he dado un pequeño susto? Eso es por creerte mejor que yo. Sí, él también pondría esa cara. Ese hijoputa de Kurama. Si quisieses llevarte bien conmigo, el GRAN Shukaku, te haría una oferta. Para eso te estaba hablando. Pero si no, pues que te peten, cabrón de mierda. Que te peten y ya te apañarás cuando el cabrón que le petó la cabeza al bastardo de Goro venga a joderte la vida. Entonces cuando me liberen como a Kokuo me tiraré por un puto puente y partiré el cráneo de tu jodidamente frágil cuerpo de humanito de mierda. ¡PAYASO! ¡Harías bien en aceptar mi benevolencia!
»¡Acabo de reconocerte como Hijo del Desierto, capullo! ¡Ese puto zorro se cree mejor que todos nosotros! ¿¡Acaso quieres que llegue y haga las pesadillas que te muestro realidad!?
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