6/01/2019, 03:03
(Última modificación: 6/01/2019, 03:04 por Uchiha Datsue.)
Datsue dio un brinco con el primer salto de Shukaku. Disimuló al instante el susto, al recordar —y ver— que con esas gigantescas cadenas aquel monstruo no podía hacerle nada. Era como un perrillo en una jaula: podía ladrar mucho, pero a la hora de la verdad era inofensivo.
Emitió una risilla nerviosa.
—Shukaku, Shukaku… ¡UuoOOOSTIA PUTA! —saltó hacia atrás, alarmado. Los anillos que le sujetaban la cola habían cedido. Los aros que retenían sus piernas cayeron con un enorme estruendo. Su corazón palpitó a mil por hora mientras veía desmoronarse la jaula que contenía al monstruo. ¿Qué coño estaba pasando? ¡Se suponía que eran irrompibles, joder! Datsue alzó las manos, dialogante. ¿Cuándo en su sano juicio había creído poder dominar a semejante bestia?
Fue entonces cuando le temblaron las rodillas. Justo en el momento en que Shukaku abrió las fauces y le enseñó las entrañas del Yomi. Un ticket directo al infierno llamado bijuudama. Adiós sueños, adiós venganzas, adiós todo. Quiso decir algo, pero su voz se negó a salir.
¡Bam, bam, bam! Los tres anillos incrustándose de nuevo en sus sitios. El fuuinjutsu se había rehecho, y con ello, su corazón se había atrevido a latir de nuevo. Si algo había conseguido de aquello, pensó, era constatar algo: Shukaku detestaba a Kurama tanto como él a Yui.
Eso era bueno. Que quisiese ayudarle también lo era. Pero, ¿y sí era otra de sus mentiras? ¿Y si tan solo se la quería colar de nuevo para aprovecharse de él? ¿Cómo fiarse de nada de lo que soltaba por la boca? «Sea lo que sea, no podré creerle o no antes de escucharle».
Suspiró, y relajó su postura defensiva.
—Te escucho —dijo a regañadientes.
Emitió una risilla nerviosa.
—Shukaku, Shukaku… ¡UuoOOOSTIA PUTA! —saltó hacia atrás, alarmado. Los anillos que le sujetaban la cola habían cedido. Los aros que retenían sus piernas cayeron con un enorme estruendo. Su corazón palpitó a mil por hora mientras veía desmoronarse la jaula que contenía al monstruo. ¿Qué coño estaba pasando? ¡Se suponía que eran irrompibles, joder! Datsue alzó las manos, dialogante. ¿Cuándo en su sano juicio había creído poder dominar a semejante bestia?
Fue entonces cuando le temblaron las rodillas. Justo en el momento en que Shukaku abrió las fauces y le enseñó las entrañas del Yomi. Un ticket directo al infierno llamado bijuudama. Adiós sueños, adiós venganzas, adiós todo. Quiso decir algo, pero su voz se negó a salir.
¡Bam, bam, bam! Los tres anillos incrustándose de nuevo en sus sitios. El fuuinjutsu se había rehecho, y con ello, su corazón se había atrevido a latir de nuevo. Si algo había conseguido de aquello, pensó, era constatar algo: Shukaku detestaba a Kurama tanto como él a Yui.
Eso era bueno. Que quisiese ayudarle también lo era. Pero, ¿y sí era otra de sus mentiras? ¿Y si tan solo se la quería colar de nuevo para aprovecharse de él? ¿Cómo fiarse de nada de lo que soltaba por la boca? «Sea lo que sea, no podré creerle o no antes de escucharle».
Suspiró, y relajó su postura defensiva.
—Te escucho —dijo a regañadientes.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado