6/01/2019, 03:40
No, los dioses son crueles cuando lo desean.
El hombre se volteó, no para regañar a Ranko, sino para decirle que no había problema, que había sido solo un tropiezo.
”¡Aagh! ¡No es un anciano!” la kunoichi se llevó las manos a la boca, como si le hubiese gritado “viejo” en el más vulgar de los tonos. Era un chico, posiblemente de su edad, de piel morena y cabellos blancos. Y porte algo antiguo.
Según el peliblanco, él también se encontraba bastante nervioso. ”¡Pero cómo! ¡Si se le nota tan tranquilo!” Ranko tragó saliva y tosió un par de veces.
—S-s-sí. Estoy… estoy bien. Es solo… Es solo... —La gente seguía pasando alrededor de ellos, y Ranko no tuvo para dónde ir más que enfrentarse al horrible demonio que era la interacción con otros. Comenzó a apuntar hacia el escenario y a los asientos alternativamente con ambos dedos índices, aunque parecía más que nada estar espantando mosquitos —. Di-disculpe, ¿Usted… Usted… Us-usted es… Usted es…? —Ranko pasó varios segundos sin hablar, solo señalando al escenario. ”Vamos, Ran-chan, tú puedes… Ya casi…” —. ¿Usted… participa?
La kunoichi suspiró mentalmente. Al menos había logrado sacar una pregunta decente, o al menos así lo consideraba. El que estuviese tan rodeada de gente le bloqueaba mucho más, hasta el punto de parecer una tartamuda. Se imaginaba sudando a mares y con el rostro como un tomate ardiendo. Sus manos parecían haber cobrado vida propia, y sus dedos jugueteaban sin control.
El hombre se volteó, no para regañar a Ranko, sino para decirle que no había problema, que había sido solo un tropiezo.
”¡Aagh! ¡No es un anciano!” la kunoichi se llevó las manos a la boca, como si le hubiese gritado “viejo” en el más vulgar de los tonos. Era un chico, posiblemente de su edad, de piel morena y cabellos blancos. Y porte algo antiguo.
Según el peliblanco, él también se encontraba bastante nervioso. ”¡Pero cómo! ¡Si se le nota tan tranquilo!” Ranko tragó saliva y tosió un par de veces.
—S-s-sí. Estoy… estoy bien. Es solo… Es solo... —La gente seguía pasando alrededor de ellos, y Ranko no tuvo para dónde ir más que enfrentarse al horrible demonio que era la interacción con otros. Comenzó a apuntar hacia el escenario y a los asientos alternativamente con ambos dedos índices, aunque parecía más que nada estar espantando mosquitos —. Di-disculpe, ¿Usted… Usted… Us-usted es… Usted es…? —Ranko pasó varios segundos sin hablar, solo señalando al escenario. ”Vamos, Ran-chan, tú puedes… Ya casi…” —. ¿Usted… participa?
La kunoichi suspiró mentalmente. Al menos había logrado sacar una pregunta decente, o al menos así lo consideraba. El que estuviese tan rodeada de gente le bloqueaba mucho más, hasta el punto de parecer una tartamuda. Se imaginaba sudando a mares y con el rostro como un tomate ardiendo. Sus manos parecían haber cobrado vida propia, y sus dedos jugueteaban sin control.
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