6/01/2019, 04:05
Datsue enseñó la palma de una mano, pidiéndole un minuto. Giró sobre los talones y le dio la espalda.
«Bien, repasemos los términos. ¿Cero pesadillas?» Eso no hacía falta ni repasarlo. Tras un año y medio, iba al fin a poder dormir tranquilo sin tener que meterse narcóticos por un tubo o despertando entre sudores cada cinco minutos. No había quién pagase aquello. «¿Todo su puto chakra?» Joder, esa no tenía pega alguna tampoco. ¿O sí? ¿Lograría controlarle de alguna manera cediéndole el chakra? Cuando mataron a Zoku, no pareció ser el caso. Se lo había prestado en un momento de extrema necesidad, sin efectos colaterales, y los Generales significaban eso y más. Si quería vengarse de su Hermano, iba a necesitarlo.
¿Cuál era el precio a pagar? «Ah, reventarles el pescuezo, arrancarles los ojos para dárselos de comer a los cuervos, y colgar sus cuerpos putrefactos del puto árbol más alto. Bueno… Ah, no, pero dijo que en realidad le servía con que simplemente les matase. Bueno, qué coño, aún con el primer término está de puta madre». De hecho, ahora que lo pensaba, ¡todo el acuerdo era una puta ganga! ¡Un win-win! Era como si ahora le llegase un kusajin y le ofreciese cien mil ryos por ese frasco que otorgaba la juventud eterna —y que, obviamente, tan solo contenía agua—.
«Vale, vale. Pero disimula, joder. Disimula. Que no se note que estás desesperado por aceptarla. Jo-der, al fin una puta noticia buena en el día». Se dio la vuelta lentamente, mesándose el mentón como si se lo estuviese pensando. ¡Ja!
—Pues… Parece que es un trato que beneficia a ambas partes… Así que… supongo que… Sí —levantó la mirada—. Acepto el trato, socio. —Temporal.
Y ya que Shukaku estaba de tan buen humor…
—Oye, Padre del Desierto —tiró del cuello de la camisa y tragó saliva—. Como Dios del Fuuinjutsu que eres, ¿no podrías echarme una mano con las últimas técnicas de sellado que estoy ideando? No sé si te has fijado, pero las estoy pasando putas con algunas, y me vendrían bien si me encuentro con los Generales. ¿Has vislumbrado mi Sello Maldito del Tiempo Inverso? —preguntó, de alumno a maestro—. He hecho algunas pruebas y parece funcionar, pero no me he atrevido a matar a nadie para saber si al cien por cien. ¿Crees que funciona como espero? ¿Y qué pasa si me matan a mí con el sello puesto? A ti, quiero decir. ¿Revives dentro de mí o simplemente… sigues muerto? —Podía parecer que Datsue estaba preocupándose por Shukaku, pero justamente era al revés. Había tenido no pocos pensamientos de suicidarse y, al despertarse tras el sello invertir el tiempo, estarlo sin Shukaku. Sin pesadillas. Libre de toda preocupación.
«Bien, repasemos los términos. ¿Cero pesadillas?» Eso no hacía falta ni repasarlo. Tras un año y medio, iba al fin a poder dormir tranquilo sin tener que meterse narcóticos por un tubo o despertando entre sudores cada cinco minutos. No había quién pagase aquello. «¿Todo su puto chakra?» Joder, esa no tenía pega alguna tampoco. ¿O sí? ¿Lograría controlarle de alguna manera cediéndole el chakra? Cuando mataron a Zoku, no pareció ser el caso. Se lo había prestado en un momento de extrema necesidad, sin efectos colaterales, y los Generales significaban eso y más. Si quería vengarse de su Hermano, iba a necesitarlo.
¿Cuál era el precio a pagar? «Ah, reventarles el pescuezo, arrancarles los ojos para dárselos de comer a los cuervos, y colgar sus cuerpos putrefactos del puto árbol más alto. Bueno… Ah, no, pero dijo que en realidad le servía con que simplemente les matase. Bueno, qué coño, aún con el primer término está de puta madre». De hecho, ahora que lo pensaba, ¡todo el acuerdo era una puta ganga! ¡Un win-win! Era como si ahora le llegase un kusajin y le ofreciese cien mil ryos por ese frasco que otorgaba la juventud eterna —y que, obviamente, tan solo contenía agua—.
«Vale, vale. Pero disimula, joder. Disimula. Que no se note que estás desesperado por aceptarla. Jo-der, al fin una puta noticia buena en el día». Se dio la vuelta lentamente, mesándose el mentón como si se lo estuviese pensando. ¡Ja!
—Pues… Parece que es un trato que beneficia a ambas partes… Así que… supongo que… Sí —levantó la mirada—. Acepto el trato, socio. —Temporal.
Y ya que Shukaku estaba de tan buen humor…
—Oye, Padre del Desierto —tiró del cuello de la camisa y tragó saliva—. Como Dios del Fuuinjutsu que eres, ¿no podrías echarme una mano con las últimas técnicas de sellado que estoy ideando? No sé si te has fijado, pero las estoy pasando putas con algunas, y me vendrían bien si me encuentro con los Generales. ¿Has vislumbrado mi Sello Maldito del Tiempo Inverso? —preguntó, de alumno a maestro—. He hecho algunas pruebas y parece funcionar, pero no me he atrevido a matar a nadie para saber si al cien por cien. ¿Crees que funciona como espero? ¿Y qué pasa si me matan a mí con el sello puesto? A ti, quiero decir. ¿Revives dentro de mí o simplemente… sigues muerto? —Podía parecer que Datsue estaba preocupándose por Shukaku, pero justamente era al revés. Había tenido no pocos pensamientos de suicidarse y, al despertarse tras el sello invertir el tiempo, estarlo sin Shukaku. Sin pesadillas. Libre de toda preocupación.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado