6/01/2019, 17:26
De todas las reacciones posibles, lo que menos esperaba era que Daruu se echara a reír de repente. Y aquello la llenó de ira. Enardecida, Kokuō se levantó de golpe y se abalanzó sobre los barrotes.
—¿¡LE PARECE GRACIOSO!? —bramó, sacudiendo sin éxito aquellas detestables barras de metal.
Daruu no había sido testigo de aquellas escenas. Dos shinobi entrando en su celda sin mediar palabra, uno de ellos inmovilizándola contra el suelo o contra la cama y el otro obligándola a ingerir entre gritos. "¡Come maldito monstruo!" fueron las palabras más amables que llegó a escuchar.
—Kokuō —habló él, más calmado—. ¿Te encuentras peor ahora que antes de que esos estúpidos humanos te obligaran a ingerir ese veneno? —observó, cruzándose de brazos—. Me sorprende que sepas lo que es un veneno y no lo que es una medicina. ¿No has visto nunca a Ayame tomarla?
—Si fuera medicina no tendría ese sabor tan horrible. Es veneno —gruñó, con las mandíbulas apretadas.
—¿¡LE PARECE GRACIOSO!? —bramó, sacudiendo sin éxito aquellas detestables barras de metal.
Daruu no había sido testigo de aquellas escenas. Dos shinobi entrando en su celda sin mediar palabra, uno de ellos inmovilizándola contra el suelo o contra la cama y el otro obligándola a ingerir entre gritos. "¡Come maldito monstruo!" fueron las palabras más amables que llegó a escuchar.
—Kokuō —habló él, más calmado—. ¿Te encuentras peor ahora que antes de que esos estúpidos humanos te obligaran a ingerir ese veneno? —observó, cruzándose de brazos—. Me sorprende que sepas lo que es un veneno y no lo que es una medicina. ¿No has visto nunca a Ayame tomarla?
—Si fuera medicina no tendría ese sabor tan horrible. Es veneno —gruñó, con las mandíbulas apretadas.