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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#3
Delante de la imponente torre, Satoru titubeó si subir o no a la punta de esta.

Esto no es lo correcto. Un verdadero Hijo del Bosque debería poder meditar donde quiera. — Habló mientras tocaba cariñosamente la madera de la torre. — Un verdadero Hijo del Bosque debería vivir en el bosque. — Detuvo el complicado trazo que estaba formando con el polvo de la plancha de madera y alzó la mirada. — Capaz yo nunca fui un Hijo del Bosque. — Clavó sus uñas en la madera y empezó a escalar la enorme torre. No vio necesario utilizar habilidades ninjas para llevar a cabo su propósito; subir a la sima de la torre y conciliar finalmente la iluminación que hace tanto tiempo que no experimentaba.

El sol golpeaba su espalda, quemandola, y el viento azotaba su cabello, despeinándolo. El ermitaño debía de admitir que subir la torre a mano limpia no fue una decisión sabía. Sus manos estaban adoloridas, sucias por el polvo y rojas por el esfuerzo que tuvo que hacer.

Por alguna razón no deben haber escaleras. — Pensó justificando su el daño que se hizo a sus manos, ya arriba de la plataforma que hay al final de la torre. La misma se extendía hacia la derecha, izquierda y adelante. — ¿Cómo habrán construido esto? — Dijo mientras tapaba con una mano el sol, el cual no dejaba de molestar su vista, y caminaba hacia adentro de la plataforma.

Soltó su mochila y se sentó en el piso con las piernas cruzadas.

Supongo que lo intentaré. — Estaba a punto de cerrar los ojos, cuando notó algo inusual. Un rayo de luz más potente a los demás, que casualemente daba en su cara estando sentado. Era similar al reflejo de un metal. Asustado, Satoru se paró y buscó con la vista el origen de esa luz. Y entonces lo vio; otra persona. Esta estaba tirada en el suelo. Aparentemente estaba descansando o durmiendo, pues no se movía mucho.

Relajó los músculos y volvió a sentarse. — Menos mal... Debo dejar de preocuparme tanto. — Pensó mientras formaba un circulo con sus dedos indice y pulgar en cada mano y las colocaba derriba de cada rodilla. Cerró los ojos y comenzó la aventura.

Mas no ocurrió nada. Los cinco minutos pasaron y Satoru se fastidió. Nada había cambiado, seguía siendo igual de impotente. — Algún día. Sí, estoy seguro. — Nuevamente se volvió a parar, solo que ahora tomó su mochila y no estaba asustado. Pero ese sentimiento de frustración no duraría mucho, porque esta vez se fijaría mejor en esa persona que descasaba tranquila bajo la luz del sol. Es más, dio unos pasos para poder apreciar más el físico de esta, que no parecía el de una persona común.

Ha de ser por la luz del sol. — Pensó mientras daba un paso atras del otro, acercándose cada vez hacia el extraño. Los ruidos que se escuchaban cada vez se parecían más a el de un profundo ronquido.

¿Qué diablos? ¿Es azul? — Ya delante de él, sin temor a que despertara de su apacible sueño, inclinó su cuerpo tapando así la luz del sol que impactaba en el rostro del extraño sujeto. — ¿Es un Shinobi? — En la frente del extraño se podía ver una bandana ninja, característica de los Shinobis. Sin embargo esta no tenía el mismo grabado que la que usa Satoru normalmente. Era un Shinobi de otra aldea.

Para su suerte estaba durmiendo, no tenía porque interactuar con él. Mas no todo salió bien, un gota de sudor viajó de la frente Satoru hacia la nariz del misterioso ninja. Helado de miedo, Satoru retrocedió unos metros y esperó a ver lo que pasaba.
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Mensajes en este tema
¿Los Ninjas meditan? - por Hei - 5/10/2015, 20:03
RE: ¿Los Ninjas meditan? - por Umikiba Kaido - 9/10/2015, 10:19
RE: ¿Los Ninjas meditan? - por Hei - 9/10/2015, 23:27


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