7/01/2019, 22:17
El resto del viaje se convirtió en una velada silenciosa, sin dirigirse más que monosílabos y lo suficiente para mantenerse informado del estado del otro. Entre todo aquel silencio ambos lograron llegar a Los Herreros, donde llevarían a cabo la misión que les habían destinado a la Uzumaki y al Inuzuka.
Miró el mapa que le había dado Kiyomi junto con el pergamino de la misión, releyendo el nombre de la herrería a la que se dirigían: La Forja Incandescente. Estaba al Este de la ciudad desde donde ellos entraban, así que tendrían que ir al centro —donde todo el bullicio— y girar por las calles principales para llegar hasta allí.
—Tenemos que ir a la Forja Incandescente, está aquí —indicó ella, tendiéndole el mapa y señalando la X marcada en él—. Una vez allí deberíamos hablar con Kajiya-san, con suerte no le habrá pasado nada a su hermano... —pero al comprobar de nuevo su pergamino, negó rápidamente—. Uh, no, no es su hermano, es su trabajador... —se corrigió.
Miró el mapa que le había dado Kiyomi junto con el pergamino de la misión, releyendo el nombre de la herrería a la que se dirigían: La Forja Incandescente. Estaba al Este de la ciudad desde donde ellos entraban, así que tendrían que ir al centro —donde todo el bullicio— y girar por las calles principales para llegar hasta allí.
—Tenemos que ir a la Forja Incandescente, está aquí —indicó ella, tendiéndole el mapa y señalando la X marcada en él—. Una vez allí deberíamos hablar con Kajiya-san, con suerte no le habrá pasado nada a su hermano... —pero al comprobar de nuevo su pergamino, negó rápidamente—. Uh, no, no es su hermano, es su trabajador... —se corrigió.