Yamata-no-Orochi

[Uchiha Datsue]

—Ese contacto tuyo podría venirnos bien —aseguró Otohime.

A Money se le oyó bufar.

—¿Pero ustedes saben de lo que hablan, papis? ¿Quieren sel intelmediaros de almas? Y, pues, ¿a quién se la van a vendel? ¿A nuestra competencia allá en Kasukami? ¿O a cuatlo burricos? Bajen de las nubes, aquí no hay glan demanda de acero.

—Todavía —puntualizó Ryū.

—Pues eso, papi. Nos encontlaríamos con glandes példidas al principio. Nada que vel con el omoide. Y para gelencial, Kaido, hay que confial. Y yo no confío mi money ni a mi madle, ¿sabe? Pol no decil que hablía que metel el hocico en nido ajeno. Hablía que guerreal. Más példidas y distlacciones.

—Votemos de una vez —intervino Ryū, aburrido de tanta retórica barata.

—A favor de sacudirnos de esta mierda y buscarnos otra cosa —se reiteró Shaneji, dando una fuerte palmada sobre la mesa.

Muñeca miró a su padre.

—A favor —le secundó Otohime.

—¡En contla! —exclamó Money.

Muñeca seguía con los ojos clavados en Ryū.

—En contra —dijo el Dragón.

—En contra —dijo entonces Muñeca.

—A favor —votó Kyūtsuki.

Todos se quedaron observando en la silueta que faltaba. La Anciana se demoró una eternidad en posicionarse.

—En... contra.

Shaneji dio un fuerte golpe sobre la mesa con la base del puño. Si Kaido hubiese podido votar en aquella… Entonces, solo entonces, quizá hubiesen podido…

—Trae un plan alternativo si quieres volver a traerlo a la mesa —dijo Ryū, como si le hubiese leído la mente.