8/01/2019, 03:22
Los ojos se le abrieron como un par de huevos de codorniz. Un par de platos, vívidos, que mostraban su estupefacción al oír de quién cojones estaban hablando.
Era de nada más y nada menos que el jodido Señor Feudal. Querían matarlo. Ocupar su lugar. Y suplantarlo con la mujer de los mil rostros y las mil voces.
Y; ¿cuál era el problema?
—Que hay que hacerlo de forma limpia, ya lo dijo Ryū —respondió Kaido, lacónico. Con la mente dándole mil y un vueltas a ese y todos los escenarios posibles en los que la resurrección de una aldea olvidada podía ser una realidad. En la que una organización pudiera romper todos los paradigmas de un país, y bajo un subterfugio digno de grandes epopeyas criminales, dominase Mizu no Kuni para devolverla a su antigua gloria. Para traerla nuevamente a la superficie—. ¿Cuánto lleváis trabajando en éste plan?
No supo porqué, pero miró a la Anciana.
Era de nada más y nada menos que el jodido Señor Feudal. Querían matarlo. Ocupar su lugar. Y suplantarlo con la mujer de los mil rostros y las mil voces.
Y; ¿cuál era el problema?
—Que hay que hacerlo de forma limpia, ya lo dijo Ryū —respondió Kaido, lacónico. Con la mente dándole mil y un vueltas a ese y todos los escenarios posibles en los que la resurrección de una aldea olvidada podía ser una realidad. En la que una organización pudiera romper todos los paradigmas de un país, y bajo un subterfugio digno de grandes epopeyas criminales, dominase Mizu no Kuni para devolverla a su antigua gloria. Para traerla nuevamente a la superficie—. ¿Cuánto lleváis trabajando en éste plan?
No supo porqué, pero miró a la Anciana.